Capítulo 2

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- Bueno vamos para el estudio que quiero que empecemos cuanto antes, lo que no sé si tu ropa es la adecuada – encima se viene en plan pasarela con faldita de tubo y camisa, muy buena imagen aunque debería saber a lo que viene.

- He traído varios cambios para dejarlos en el estudio, si es posible -.

- Oh, perfecto – minipunto para la barbie rubia, la verdad que está un poco asustada pero con esa cara podría ser modelo sin ningún tipo de esfuerzo.

Zulema me llevó hasta el estudio que estaba varias puertas más allá, entramos y me dijo – Toma, esta llave es para ti. En un principio, pensé mandarte a uno de los estudios generales con los demás, pero luego he pensado que es mejor por lo de la tutorización que te vengas al mío personal. Eso sí, nadie tiene permitido el acceso salvo tú y yo, quiero que quede claro. Detrás de los biombos hay dos armarios, ahí puedes dejar tu ropa y cambiarte. En los del fondo hay todo tipo de materiales, colores, temperas, purpurinas, telas... todo lo que se te ocurra está en esos armarios y si te falta algo pues me dices y se compra. En esta parte de la mesa te he dejado un juego de reglas profesional, la regla de curvas, carboncillos y minas de todos los tamaños, igual si te gusta otra marca o necesitas cualquier otra cosa me lo comunicas y llamo a material para que te lo traiga – le di una sonrisa inconsciente, ya que me causó mucha ternura verla con los ojos como platos al ver el estudio y los materiales.

- Mu... Muchas gracias – tartamudeé un poco. Esto era como un sueño y además me imponía mucho Zulema, regia y hermosa, las fotos de las revistas no le hacen justicia a la belleza tan exótica que posee.

- Bueno, vamos a cambiarnos que tengo que ponerme a terminar una campaña y te voy a explicar lo que quiero de ti -.

Me fui detrás del biombo, me quité el traje de chaqueta, quedando en ropa interior y empecé a buscar en el armario un pantalón de chándal y una sudadera. Sin embargo, la rubia o seguía impactada o no había escuchado lo de a cambiarse y a trabajar – Macarena cámbiate, no tengo todo el día – dije bastante borde.

Tenía que ir a cambiarme, pero me vería los moretones del cuerpo y si no voy me despedirá, no le he caído demasiado bien. Al final fui, me encontré a Zulema en un conjunto de encaje negro, no puede evitar mirarla y me sonrojé.

- Venga chica, que el tiempo es oro – dije mientras me subía el pantalón.

Me quité la falda y me puse un pantalón de chándal, me desabroché la camisa y aproveché para quitármela cuando se estaba metiendo la sudadera por la cabeza, rezando para que no me mirara.

Me terminé de vestir y me quedé mirando a Macarena, es un poco rara. Aunque no voy a negar que tiene un cuerpo muy bonito, se estaba vistiendo a toda prisa cuando algo llamó mi atención - ¿Qué tienes aquí? – me puse a su espalda, se sobresaltó y se terminó de bajar la sudadera.

- Na... Nada... - lo ha visto... me va a echar.

- ¿Cómo que nada? – dije seria, sé que lo que he visto son golpes y no uno.

- Nada de verdad – respondí con más seguridad.

- Quítate la sudadera – me negó con la cabeza – quítatela o llamo a tu hermano ahora mismo y le digo lo que he visto -.

Me quité la sudadera despacio y puse mis brazos sobre mi pecho, que es la zona que tengo peor.

- Dios mío... - me acerqué a ella, le di la vuelta para mirarle la espalda, la tenía prácticamente morada. Le pasé mi mano con mucha delicadeza y podía notar que eran recientes y que se oscurecerían más. La volví a girar y le quité las manos de su pecho, cuyos cardenales se perdían dentro del sujetador, pero el vientre no estaba mucho mejor - ¿Qué te ha pasado? – le pregunté acariciándole la mejilla con ternura, en la que fijándome bien tiene otro golpe.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora