Capítulo 48

774 81 67
                                    

Me quedé en la mesa tomando la copa de vino que me había ofrecido mi... "suegro", a partir de ahora ¿debería considerarlo así? – me quedé un rato pensado mientras sentía como Helena no me quitaba la mirada de encima, atreviéndose incluso a lanzarme un beso cuando establecimos contacto visual.

Salí del baño junto a mi madre, llegamos al jardín y vi a mi pequeño escorpión, lo que causó que se formara una sonrisa en mis labios.

- Mira, ahí está Zulema – fui con mi hija hasta la mesa en la que se encontraba su novia.

Llegamos y la abracé por detrás, provocando que se sobresaltara un poco – Hola mi amor -.

Me quedé en esa posición, sonriendo como una idiota – Hola pequeña -.

- Aquí te la dejo, voy a buscar a mi marido. No se entretengan mucho que va a dar comienzo la cena – les dediqué una sonrisa a ambas y fui a buscar a Leopoldo.

Me di la vuelta entre los brazos de Macarena y la besé tiernamente. Tras eso, nos dirigimos a la mesa que nos habían asignado, esta estaba compuesta por Román, su familia y nosotras dos.

- Bueno cuñadita, ya me ha dado mi padre la noticia. Ya era hora – le guiñé el ojo a Zulema. Desde que las vi besarse por primera vez, sabía que se acabarían casando.

- Amor... ¿De qué habla Román? – le pregunté algo extrañada.

- Pequeña, tu padre me ha concedido tu mano – le di un piquito muy suave.

- Oh... - me había pillado desprevenida y sobre todo me extrañaba que mi padre no hubiese puesto ninguna pega.

- ¿No te alegras? – su cara me estaba preocupando.

- Sí amor, joder, claro que sí – beso – Es solo que no lo esperaba – beso -.

- Mmm bueno – no pude decir nada más.

La cena se produjo en completa armonía, estábamos tomando el postre cuando Macarena me dijo el oído – Mi escorpión... ¿Nos vamos a casa? -. – Mi pequeña... qué más quisiera... pero no podemos irnos antes de la subasta benéfica. Sería de mala educación -.

- Mmmm es cierto... - quería irme a casa y estar con ella, pero tendría que aguantar y mantener lejos a esas dos de mi reina mora. No paraban de comérsela con la mirada.

La cena terminó y abrieron la pista de baile – Mi amor ¿bailamos? -.

- Claro que sí rubita – le di un beso tierno y nos encaminamos a la pista baile.

Pusieron una canción muy lenta, la pegué a mí y metió su cara en el hueco de mi cuello, en el que empezó a dejarme pequeños besitos, que me estaban haciendo perder el control – Peque... por favor... no me hagas esto – le susurré con la voz algo entrecortada.

No hice caso a Zulema y la seguí besando muy despacio, rozando mi nariz con su cuello y notando como se le erizaba la piel – Te quiero mi pequeño escorpión -.

- Y yo a ti mi vida – nos quedamos mirándonos a los ojos, cuando nos vimos interrumpidas por Román.

- Cuñadita ¿me prestas a mi hermana un ratito? -.

- Eh... claro que sí – me separé de mi rubia y Pedro vino corriendo hacia mí.

- Tita Zule ¿Me permites este baile? – me hizo la invitación como todo un caballero y no pude evitar sonreír mirando a Macarena.

- Claro campeón – cambiaron a una música un poco más animada, no iba a negarlo, estaba muy feliz. No solo por estar con mi rubia, si no por sentirme parte de la familia.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora