Capítulo 36

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Sonó el despertador por cuarta vez, lo apagué y Zulema seguía como un tronco - ¿Cómo puedes dormir tan profundo? – empecé a darle besos por toda su cara hasta que se despertó.

Había pasado el fin de semana cuidando a la rubia, pero al sentir sus besos el lunes por la mañana, pude notar que ya estaba mejor – Mmmm que rico – le dije y comencé a besarla en los labios profundamente, dándole la vuelta y quedando encima de ella.

- Amor... llegaremos tarde – respondí a duras penas ante los besos de Zulema.

- Joder... tengo una reunión a primera hora – le di varios besos más, nos duchamos rápidamente y nos dirigimos a la oficina. - ¿De verdad que te sientes bien? – puse mis labios en su frente.

- Sí, te lo prometo. Además, tengo que ponerme al día con las campañas -.

- Bueeeno... pero si te sientes mal, me lo dices y nos vamos a casa ¿vale? -.

- Vale – le di un beso muy tierno y al cabo de unos minutos ya estábamos entrando al parking de la empresa. El vértigo ante las miradas que me iba a dedicar todo el personal, y los comentarios que seguramente suscitaría se hicieron presentes.

Al notar a mi rubia nerviosa, nada más bajar del coche la cogí de la mano. Saludé a todos los empleados a los que nos íbamos encontrando y, finalmente, llegamos frente a Estefanía. A la que pensaba dejar claro desde el minuto 1 que la rubia es mía – Pequeña la reunión será en la sala de juntas, no creo que se dilate más de un par de horas. Aprovecha, si quieres, para mirar las nuevas campañas que te he asignado e ir contestando correos. Cuando termine te busco en la oficina y nos vamos juntas al estudio ¿te parece? – le di un beso profundo, muy lento y la abracé por la cadera pegándola a mí.

Me separé – Claro amor – rocé mi nariz con la suya, le di un pequeño piquito y se fue rumbo a su oficina. Suspiré, mirándola con amor y me dirigí a Estefanía – Buenos días, Rizos – le dije con una sonrisa.

- Buenos días, señorita Ferreiro – dije algo cortante.

- Quedamos en que era Macarena ¿no? – le dije algo confusa por su actitud.

- Sí, cuando me dejaste criticar a la jefa sin decirme que te la estabas tirando. Eso no es de ser buena amiga -.

- No podía decirte nada, lo siento – respondí algo apenada.

- Bueno, ya no es ningún secreto – le enseñé la revista que estaba mirando.

Salíamos en primera página bajo el titular "Los secretitos de Zulema Zahir". Había fotos besándonos en la Warner, saliendo del edificio del apartamento, de la casa de Zulema, fotos del viaje, besándonos en la playa y como plato fuerte una foto en la que Zulema me pone el anillo, y debajo la frase "¿Habrá matrimonio pronto?". – Me... me dejas leerla con tranquilidad -.

- Claro, luego me la devuelves – en el fondo me daba algo de pena. No sé si estaba con la jefa por dinero o realmente por amor, lo que sí sabía es que los periodistas a partir de ahora no la dejarían vivir.

Llegué a la reunión que tenía con Zulema y algunos inversores, entré a sala de juntas y todavía estaba sola – Reina mora ¿está mejor la rubia? -.

- Mucho mejor, se empeñó en venir a trabajar -.

- Oye... que lo que me dijiste de comprar juguetes, te he concertado una cita en el mejor lugar de Madrid para que os asesoren. Es muy discreto y el edificio tiene parking propio, así que no tienes nada de qué preocuparte -.

- ¿Esta tarde? Joder... acaba de estar mala con fiebre... no sé si es adecuado llevarla hoy -.

- Bueno, sí está mejor no le veo el problema. Comprarlos no quiere decir que los tengas que usar hoy escorpión – dije con sorna.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora