Capítulo 61

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Estaba tumbada en la cama observando como Zulema se ponía el arnés, se aproximó de nuevo a la cama y se puso sobre mí – Te amo bebé – le dije y la besé con ternura.

Me encantaba cuando Maca me llamaba bebé... me hacía sentir tan especial... - Y yo a ti pequeña -. Me coloqué suavemente sobre ella, agarré el pene del arnés y empecé a introducirlo lentamente - ¿Bien? – le pregunté aunque noté como iba entrando sin problema.

- Mmmm sí... estoy muy mojada cielo... ah... - llevé mis manos al trasero de Zulema para que me penetrara más profundo. – Te amo – le dije mirándola a los ojos mientras entraba completamente en mí y me empezó a besar con suma ternura.

Me empecé a balancear penetrando a Maca suavemente – Mmmm amor... quiero que vayamos al médico nada más... ah... regresemos de la luna de miel – la besé con pasión mientras intensificaba el ritmo de las embestidas.

- Ah... ah... sí... uf.... Mmm... ¿Podemos hablarlo luego? Ah... - apenas podía articular palabra, solo concentrarme en como Zulema me estaba haciendo el amor.

- Sí... pequeña – la volví a besar, bajé por su cuello y fui hasta su hombro en el que dejé un suave mordisco, levantando mi cabeza para mirarla con una sonrisa torcida y perderme en su mirada.

- Mmmm... te amooo.... Zule... ah... - no iba a negar que mi novia sabía lo que estaba haciendo y me estaba volviendo loca. – Voy... ah... llegar cielo... mmm -.

- Vamos pequeña... quiero sentir como explotas para mí – la besé con ternura acallando sus gemidos, la penetré varias veces más, hasta que la sentí derramarse. Saqué despacio el pene de su interior, me quedé mirándola mientras ella recuperaba la respiración. Era hermosa, sencillamente, preciosa... me perdí en las facciones de su rostro por un momento, hasta que conseguí quitarme el arnés y empecé a bajar en un camino de besos desde su cuello, deleitándome con sus pechos... hasta su intimidad.

La lamí despacito, limpiando cualquier resto de los fluidos que habían salido de su cuerpo – Eres deliciosa amor... - sin apartar mi boca de su intimidad, la miré a los ojos y empecé a penetrarla despacito con mi lengua, regalándole un suave movimiento circular y torturador sobre su botoncito, lo que hizo que le temblaran las piernas.


- Sandoval... todo será el día de la fiesta de aniversario de la empresa de Zulema. Te buscaré el cloroformo y el somnífero. Espero que todo vaya bien o la señora me matará -.

- No te preocupes... ya está todo pensado, mi hermano nos sacará las fotos -.

- Y aprovecharás ¿no? Digo... la rubia está muy buena jajaja -.

- Por supuesto que no, ¿qué clase de monstruo crees que soy?. La quiero para mí, pero por su propia voluntad. Si no te mata tu señora, te mataré yo por cerdo -.

- Disculpe señor, no era mi intención ofenderte -.


Me cambié, me arreglé y finalmente me puse un vestido bastante ajustado y corto, pero sin llegar a ser vulgar. – Joder... no se lo he dicho a Zulema -. Salí de mi habitación, me dirigí a la de mi hermana e iba a tocar en la puerta, hasta que me concentré y escuché gemidos suaves. – Ehhh... casi que mejor luego le mando un mensaje... Dios mío... no se cansan estas dos jajaja – me dirigí con una sonrisa hacia la sala y ahí estaba Valbuena. – Ismael, nos vamos. Vaya... te dije que te arreglaras -.

- Eh... señorita, voy de traje -.

- Sí, de guardaespaldas, me refería a que te vistieras normal – dije algo indignada.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora