Capítulo 37

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Notar a mi rubia nerviosa me había hecho mucha gracia. Es como una niña pequeña en muchos aspectos y me encantaba verla sonrojarse.

Estaba dibujando los primeros bocetos de la campaña de tablas de surf, cuando sentí que me estaba bajando el periodo. – Amor voy al baño – me asintió con la cabeza y salí rumbo al baño. Entré – Menos mal que me he venido preparada y que por fin me has bajado – salí del baño y entré de nuevo al estudio.

Aprovechamos muy bien la mañana y adelantamos mucho trabajo. Llegó la hora de comer – Princesa deja lo que estés haciendo que te voy a llevar a almorzar -.

- Voy, dame un minutito – terminé de retocar lo que estaba haciendo, guardé los bocetos en la carpeta y fui a darle un beso a mi reina mora.

Almorzamos tranquilas, aunque no voy a negar que estaba algo ansiosa por la cita – Bueno amor, ya nos tenemos que ir -. Pagué la cuenta, la cogí de la cadera y después de que la seguridad apartara como 20 periodistas de la puerta del restaurante, llegamos al coche. - ¿Estás bien pequeña? – dije mirándola a los ojos.

- Sí... solo que lo imaginaba pero no quería creer que se iban a agolpar así. También estoy algo sensible, me ha bajado la regla esta mañana – le dije para que dejara de preocuparse y de insistir con llevarme al ginecólogo.

Besé su frente con ternura – Podemos dejar esto para otro día... tampoco hay prisa -.

- No amor... sé que tienes muchas ganas de ir y a mí me apetece compartir la experiencia contigo -.

- Está bien, solo te voy a pedir una cosa. Si algo no te gusta y no quieres que lo compre, dímelo ¿vale? Yo no voy a forzarte nunca a nada -.

- No hace falta que me lo digas amor, yo lo sé – la besé profundamente y nos dirigimos al edificio en el que se daría nuestra cita.

Entramos y nos recibió una recepcionista muy atractiva – Zulema Zahir ¿cierto? – asentí – y su acompañante. Muy bien, pasen a la sala número dos, enseguida una de las chicas estará con ustedes -.

Cogí a mi rubia de la mano, nos sentamos frente a una mesa y una chica morena de ojos claros no tardó en ingresar a sala. No iba a negar que era preciosa y exuberante, aunque nada en comparación con mi rubia.

- Buenas tardes, soy Tamara, y voy a ser vuestra asesora. Os voy a presentar todos los productos de los que disponemos, podéis tocar y preguntar lo que queráis -.

Noté a mi rubia ruborizarse, por lo que acaricié su mejilla y la besé tiernamente – Gracias por esto amor -.

- Algunos productos ya los conocerán o incluso los habrán usado – miré con picardía a la morena, de la que no me cabía duda de que tenía experiencia. La otra chica se veía demasiado cortada, y no me explico que hace con mujerón así, pero bueno... suerte la suya.

Mira a mi reina mora como si se la quisiera comer y ella parece contenta con la situación, es demasiado guapa y despampanante... - Te quiero – le susurré al oído para captar su atención y lo conseguí porque me besó con mucha dulzura.

Terminé de colocar todos los productos sobre la mesa – En este sector de aquí, están todos los productos de sexo anal – empecé a señalarlos mientras explicaba – joyas anales, vibradores un poco más duros y de menor tamaño y adaptadores de doble penetración para el arnés. No sé si les interesa algo de esto o lo han probado... pregunten lo que quieran -.

Ante la vergüenza de mi rubia me decidí a preguntar para no hacer el feo – Eh... si nunca lo hemos practicado ¿qué nos recomendarías? -. Me estaba poniendo cachonda tan solo la idea de practicarlo con mi rubia.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora