Capítulo 20

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Estaba nadando con la mini rubia cuando se acercó mi sobrino – Eres una mentirosa, me prometiste ayer que no te pelearías con la tía Zulema. Está llorando por tu culpa -.

- Pedro las cosas de mayores son complicadas – dije bastante triste al saber que probablemente Zulema estaba sufriendo por mis tonterías. No ha hecho más que cuidarte Macarena y por la tontería de anoche... claro que no iba a forzarte.

- Está llorando tía... me dio un pellizquito el corazón al verla y me dijo que te quiere mucho -.

- Yo también la quiero mucho, Pedro -.

- Pues, haz que vuelva a estar como siempre... cariñosa y que juegue con nosotros, no triste y apartándose cada vez que puede – a veces la madurez de este niño me dejaba perpleja. Salí de la piscina y dije – Voy a ver que está haciendo Zulema y cuando venga con ella jugamos a la guerra ¿os parece? – intenté disimular ante mi hermano que nos pasaba algo, aunque creo que no surtió mucho efecto.

Le conté a Sole lo que había pasado – Mi chiquita yo entiendo que ella se asustara, pero si te paraste al momento, tampoco es para ponerse así ¿no crees? Has pasado prácticamente tres semanas junto a ella, día y noche, también tiene que entender que tú tienes una vida y que por una vez que salgas no pasa nada, creo que hacía más de un año que no salías con Saray -.

- Ya nana – me dejé envolver por los brazos de Sole y busqué tranquilizarme, si no el día iba a ser muy largo.

Entré a la cocina y vi a Sole abrazándola – Mmm Sole, ¿me dejas un momento con ella? – me dedicó una mirada de malestar, si ya de por sí me trataba cortante, a partir de ahora más.

- Mi niña ¿quieres que me vaya? – le di un beso en la frente.

- Sí, nana, no pasa nada. Cualquier cosa te llamo, gracias – le di un beso en la mejilla y Sole se fue rumbo al salón.

- No me gusta verte así – me acerqué a ella y le acaricié la mejilla con dulzura.

- Yo... lo siento... no sé de qué manera pedirte perdón. No tenía ninguna mala intención y yo no suelo salir... hacía más de un año que no lo hacía, solo cuando salí contigo. Saray me invitó y no pude decir que no, de verdad lo siento si te hice sentir miedo, yo jamás te haría daño – la abracé por la cadera.

- Siento todo lo que te he dicho, sé que no me harías daño. Me he pasado pagando el temor porque alguien me toque, contigo – enrollé mis brazos en su cuello me dejé envolver por su abrazo, dejando mi cara en su pecho.

- Me importas mucho rubia – dejé un beso en su frente.

- Tú también me importas mucho – la miré a los ojos, la atraje hacia mí y la besé con mucha ternura.

Me asomé a la cocina y se estaban besando – No sé cómo tienen esos sentimientos tan fuertes en tan poco tiempo, si siguen así, se convertirá en una relación tóxica -. Decidí darles intimidad y regresé al salón.

El beso se fue tornando apasionado, de un momento a otro Zulema me subió a la encimera, pegándose totalmente a mí. Me acariciaba la cadera con mucha ternura y me estaba besando con necesidad. Por mi parte, tampoco podía apartarme y la pegué un poco más a mí.

Me separé de la rubia para tomar aire – Te quiero – le dije y volví a besarla.

- Voy a buscar a Macarena, hace más de media hora que se ha ido y creo que deberíamos ir preparando la leña de la barbacoa o comeremos a las 4 de la tarde – le dije a mi esposa.

Seguíamos besándonos con pasión y a la vez con mucha dulzura, nos mirábamos a cada tanto y nos volvíamos a besar.

Entré a la cocina – Maca... - me quedé un poco cortado al ver como se estaban besando – Pe... perdón -.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora