Capítulo 11

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La acaricié suavemente, notando varias cicatrices en su espalda y el rastro leve de algún moretón. Lo hice con delicadeza para no asustarla, al terminar le di un besito muy tierno en la nuca – Ya está preciosa, ¿Me pones tú un poco? -.

Me ha acariciado con una delicadeza que me ha hecho derretirme – Eh sí, claro – me di la vuelta, ella ya se había tumbado boca abajo y empecé a acariciarla suavemente, cuando terminé, cogí valor y repitiendo su acción le di un beso tierno en la nuca.

La rubia me ha puesto a mil con sus caricias, me di la vuelta y le dije – Me voy a bañar – la verdad es que necesitaba bajar la temperatura de mi cuerpo para no comérmela a besos. Al rato de estar nadando y ya más tranquila la llamé - ¿Rubita no vienes? – me mordí el labio esperando que aceptara.

Me metí despacio y fui nadando hasta Zulema, me había parecido rara su reacción, pero con ella nunca sé cómo va a reaccionar. Estuvimos jugando como niñas pequeñas casi dos horas, tirándonos a la piscina, nadando, echándonos agua... hasta que le dije – Una carrera hasta el otro filo -.

- Mmmm interesante ¿y qué recompensa hay para la que gane? – estuve apuntada a natación mucho tiempo, pero dependiendo del premio la dejo ganar o no.

- Eh... pues... si yo gano haces lo que yo quiera y si tú ganas yo hago lo que tú quieras ¿vale? – le dije con ternura, creo que voy a ganar y le pediré que volvamos a ir a cenar.

- Okey rubita – le di un piquito tierno – a la de 1, a la de 2 y a la de 3. Salimos a toda velocidad hasta el otro filo y como ya sabía por su forma de nadar, gané. Le sonreí con malicia y le dije – Quiero mi premio – la agarré por la cadera suavemente y fui directa a devorar sus labios con pasión. La acaricié las piernas y la invité a enrollarlas alrededor de mi cadera, mientras seguía besándola con adoración.

- Uff... son las 15.30h seguro que las chicas deben tener hambre. ¡Armando! -.

Entré a la cocina – Dime Sole – respondí con una sonrisa.

- ¿Puedes bajar a la piscina y decirle a mi niña que la comida está lista? – desde aquí se puede ver la piscina, pero hay que bajar varias escaleras hasta llegar y ya estoy mayor, por eso Armando iba a avisarla siempre.

- Mi Solecita sabes que yo bajo encantado, pero no me atrevería a interrumpir ahora a la señorita. Mírala desde aquí – invité a Sole a ponerse en mi lugar, en el que se podía ver a mi jefa y a la rubia comiéndose a besos.

- Ay mi niña... bueno Armandito, si ves que se separan bajas ¿vale? – Dios mío que esta chica solo le traiga felicidad a mi Zulema.

- Esta bien Sole -.

Apoyé a la rubia contra el filo, bajé mis manos a su trasero y la apreté contra mí. Empecé a dejar besos en su cuello y empezó a temblar por lo que disminuí el ritmo subiendo con besitos cortos de nuevo a sus labios y manteniendo la posición, llevé mis manos de su trasero nuevamente a su cadera, me separé de ella y sonreí – Eres hermosa Macarena – le volví a dar un piquito.

Estoy segura de que va a pedirme tener sexo y no me siento preparada – Tú... tú también eres hermosa – escondí mi cara en su cuello y me dejé abrazar.

Al notarla indefensa casi con miedo le di un beso en la frente – Bueno te voy a decir lo que quiero -.

- Vale – dije con una seguridad que estaba muy lejos de sentir.

- Quiero que te quedes todo el fin de semana conmigo – puse cara de cachorrito.

No me esperaba eso – Bueno... yo... - estaba deseando decir que sí pero Fabio...

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora