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Jimin.

Sigo a Jungkook de una habitación gigante a otra. Su casa no es un castillo, no creo, pero está lo suficientemente  cerca de serlo. Caminamos por un comedor que se ve como algo salido de Downton Abbey, y hay una mujer en la mesa, trabajando en un portátil plateado. Ella se aclara la garganta y Jungkook se detiene para presentarme.

−Madre, ¿te acuerdas de mi compañero de cuarto, Park Jimin?

Ella ya debió haberme reconocido, pero todavía se ve sorprendida, lo que me recuerda de preguntarme qué diablos pienso que estoy haciendo aquí. En la Casa del jodido Pitch. ¿Qué estaría pensado en el tren o en el taxi, o incluso mientras caminaba las cinco millas desde la carretera principal hasta la puerta principal de Jungkook? Nunca  pienso.

−Park  −dice Jungkook –Tú ya conoces a mi madrastra, Dahyun Grimm.

−Es agradable verla a usted, señora Grimm −le digo.

Ella sigue mirando sorprendida.

−Y usted, señor Park. ¿Está aquí por asuntos oficiales?

No sé lo que quiere decir; Nunca tengo asuntos oficiales. Jungkook está sacudiendo la cabeza, tratando de cortar como sea esa mirada en el rostro de su madre.

−Él está aquí sólo de visita, madre. Tenemos un proyecto que estamos trabajando juntos, un proyecto escolar. Y no tienes que llamarlo así. Puedes llamarlo sólo Jimin.

−Tú no me dices Jimin −murmuro.

−Vamos a estar en mi habitación −dice Jungkook, ignorándome.

Su madrastra se aclara la garganta.

−Voy a mandar a alguien por ustedes cuando la cena esté lista.

−Gracias  –dice Jungkook.

y se pone de nuevo en movimiento, guiándome por una escalera tan grandiosa, que hay estatuas construidas allí, de mujeres desnudas que sostienen círculos de luz. No puedo decir si son de luz eléctrica o mágica, pero tiene sentido tener luces integradas en tus escaleras cuando todo en tu casa es ya sea de madera oscura o de color rojo oscuro, y las ventanas estén tan lejos  que el centro de la casa se siente como el fondo del océano. Trato de seguir su ritmo. Todavía no puedo creer que él esté usando jeans. Era de suponer que no usaría su uniforme cuando no estuviera en la escuela, pero siempre me había imaginado a Jungkook holgazanear en trajes y chalecos, como con pañuelos de seda colgando alrededor de su cuello.

Quiero decir... se ven como jeans realmente muy caros. Oscuros. Y cómodos desde su cintura hasta sus tobillos sin lucir apretados. Me pregunto por un momento si él me está llevando a una trampa. No sabía que iba a venir, pero ¿no haces casas como ésta para que vengan con trampas integradas? Probablemente tire de un cordón negro con borlas y me deje caer en un  calabozo tan pronto como termine  diciéndole lo que sé.

Llegamos a un largo pasillo, y Jungkook abre una alta puerta arqueada de una habitación. Su habitación. Es otra  broma de vampiros: Las paredes tienen paneles de tela de color rojo, y su cama es monstruosa y decorada con gárgolas. (Hay gárgolas. En su cama.). Él cierra la puerta detrás de mí y se sienta encima de un cofre que está a los pies de la cama. Hay gárgolas en este también.

−Muy bien, Park −dice –¿Qué demonios estás haciendo aquí?

−Tú me invitaste  −le digo.

Tan poco convincente. Tan eternamente poco convincente.

−¿Es por eso que estás aquí? ¿Para Navidad?

𝐾𝑒𝑒𝑝 𝐺𝑜𝑖𝑛𝑔 (𝑲𝒐𝒐𝒌𝒎𝒊𝒏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora