Jimin.
Me despierto sintiéndome hambriento. Y no es sino hasta que me despierto por completo cuando me doy cuenta de que no era yo quien está hambriento. El aire es seco. Y pica. Tirando de mi piel, tirándola con agujas, pinchándome. Me siento y sacudo mi cabeza. La sensación no se va. Tomo una profunda respiración y luego eso entra en mi respiración, también. Como arena. Como cristal molido. El Humdrum. Miro sobre la cama de Jungkook, las sábanas y los cobertores están echados hacia un lado. Él no está ahí. Tropiezo sobre mis pies y salgo de la habitación, estando ahí de pie en el maldito pasillo oscuro.
—Jungkook —susurré.
Nadie responde. Sigo esa mala sensación yendo por el pasillo, bajando las escaleras, hacia la puerta frontal de la mansión, el cielo nocturno y la nieve eran tan brillantes, hay una luz destellando dentro del vestíbulo. Abro la puerta y corro hacia la nieve. La sensación es más fuerte ahí.
Peor.
Casi como si estuviera de pie dentro de uno de los puntos muertos del Humdrum. Pero cuando llego a mi magia, todavía está ahí: se alza hacia la superficie de mi piel y zumba en la punta de mis dedos. Se agrupa en mi boca. Trato de obligarla a descender. Sigo la punzante sensación hacia adelante. (Debería regresar adentro. Debería ponerme zapatos).
Me encuentro a mí mismo corriendo hacia el bosque privado que se extiende a lo largo de la casa de los Pitches como una cortina. Estoy vistiendo el pijama de rayas rojas y doradas de Jungkook, y estaba mojada sobre mis muslos. La sensación de hambre se vuelve más fuerte con cada paso. Me succiona. Siento mi magia saliéndose, deslizándose alrededor de mi piel.
Una rama de árbol se arrastra contra mí y se incendia. Sigo forzándome hacia adelante. No sé hacia donde estoy yendo, nunca había estado antes en este bosque. Además no había espacio entre los árboles. No estoy en ningún camino, no había ningún claro. Cuando lo escucho riendo, me detengo tan abruptamente que mi magia chapotea por delante, derramándose sobre mis costados. Él estaba justo ahí, inclinándose contra uno de los árboles.
Él. El Insidious Humdrum. Yo.
—Hola —dice él, lanzando su bola en el aire. La atrapa, frunciendo el ceño hacia mí por un segundo, luego guarda la bola dentro del bolsillo de sus pantalones de mezclilla.
—Puedes hablar —digo.
—Ahora puedo. Ahora puedo hacer toda clase de cosas.
Miró hacia arriba del árbol y alcanza una de las ramas más delgadas; su mano pasa a través de ella. Hace una mueca e intenta de nuevo. Esta vez su mano se cierra alrededor de la rama y la arranca. Luego mira de regreso hacia mí y sonríe, como si debiera estar orgulloso de él.
—¿Por qué luces como yo?—le pregunto.
Esto aún se siente como si fuera la pregunta más importante de todas.
—Esto es sólo cómo me veo —Se rió — ¿Por qué no habría de lucir como tú?
—Pero tú no eres yo.
—No —El Humdrum frunció el ceño —Mírate. Eres diferente cada vez que te veo. Pero yo siempre luzco así.
La rama aún seguía en sus manos. La parte en dos, luego tira los pedazos y camina hacia mí.
—Tú puedes hacer toda clase de cosas que yo no.
Di un paso hacia atrás. Hacia una maraña de ramas.
—¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres de mí?
—Nada —dijo él —Nada, nada, nada. ¿Pero qué quiere él de ti? Esa es la verdadera cuestión.
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𝐾𝑒𝑒𝑝 𝐺𝑜𝑖𝑛𝑔 (𝑲𝒐𝒐𝒌𝒎𝒊𝒏)
FanfictionCuando eres el mago más poderoso que el mundo a conocido, es difícil relajarse y disfrutar