Capítulo 45

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-Que descanses, Lucerito.- Se despidió Lolita de Lucero antes de irse a dormir.

-Tú igual, hasta mañana.- Sonrió y le dio un cálido abrazo antes de entrar a su habitación.

Ese día había sido muy tranquilo para Lucero, había tratado de mantenerse con la mente ocupada para no pensar en lo que la tenía agobiada últimamente.

Sacó su pijama y se dirigió al baño para comenzar con su rutina de noche, antes de comenzar a desmaquillarse se quitó la ropa y se puso la blusa de satén color perla de su pijama. Estaba por ponerse el pantalón cuando se vio de reojo en el espejo que abarcaba una de las paredes.

Se enderezó y se puso de perfil frente al espejo, subió la blusa de su pijama y observó su vientre donde comenzaba a crecer su hijo, aun no se notaba casi nada pero se veía apenas como una simple inflamación.

De la nada una sonrisa junto con lágrimas escurriendo por sus mejillas, hicieron acto de presencia. Caminó hasta la cama para acostarse sin siquiera terminar de vestirse, sólo con su blusa y sus delicadas panties de encaje rosa pastel.

-Perdón.- Dijo posando sus manos sobre su vientre descubierto. -He estado tan preocupada por todo y no me había puesto a pensar sólo en ti y en la emoción que siento de saber que voy a ser tu mamá, creo que te he visto sólo como un problema que llegó a mi vida cuando menos lo esperaba.

Le hablaba a su vientre materno sin poder evitar llorar.

-Pero quiero que sepas que no lo eres y no volveré a verte de esa forma. Aun no te conozco pero ya te amo y te juro que trataré de dar lo mejor de mi para que seas un bebé totalmente sano, lleno de amor, feliz y que nunca te falte nada.- Sonreía al mismo tiempo que pasaba sus dedos por su piel lisa. -No sé quien es tu papá y me molesta no saberlo, pero lo vamos a averiguar cuando estés aquí en mis brazos aunque sea sólo para tener esa respuesta clara, si él no quiere estar contigo no te preocupes que yo daré mi vida por ti, además de que tendrás un abuelo muy consentidor y amoroso, de eso estoy segura.-

Continuó platicando con su bebé, nunca se imaginó vivir eso y tenía todos los sentimientos a flor de piel, por fin había reaccionado a que tendría un hijo y se había permitido ver lo bonito que eso era.

-Lucero.- Escuchó decir a alguien, cosa que la asustó y la sacó de su burbuja.

-¡Fernando! Me asustaste ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?- Dijo Lucero aterrada mientras se cubría con una almohada blanca.

-Tenemos que hablar.- Había perdido la cuenta de cuantos veces había dicho o escuchado esa frase durante una conversación con aquella mujer que estaba en la cama.

-¿Cómo entraste?- Repitió una vez más su pregunta al verlo entrar a la habitación y cerrar la puerta detrás de él.

-La señora me dejó pasar, creo que es la ama de llaves o algo así.- Respondió tranquilo parándose a los pies de la cama frente a ella, con sus manos en los bolsillos de su sudadera que hacia juego con el pants azul marino que traía.

-¿Lolita?- Preguntó extrañada.

-Si, creo que ella.- Se encogió de hombros. -Pero no vine a hablar de ella, vine a que hablemos de nosotros.-

-¿De nosotros? No existe un "nosotros" y tampoco tenemos de que hablar, así que retírate por favor, no sé porque te dejó pasar.- Se sentó mejor cruzando los brazos por encima de la almohada que cubría su torso y sus panties.

-Claro que si, lo más seguro es que estés esperando un hijo mío.- Se sentó en la silla que estaba al lado de la cama.

-¿Y eso qué?- Lo miró algo molesta por su confianza al entrar hasta su habitación.

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