Capítulo 6

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Cuando entró al estudio había intentado hacer una pintura pero no tenía inspiración en ese momento, hacía trazos y nada le gustaba, a su habitación no había querido entrar porque no tenía ganas de hablar con su esposo, comió sola y cuando quiso perder su orgullo entró a su habitación pero Rodrigo estaba dormido, así que decidió ponerse ropa deportiva y salir a correr.
Junto con su esposo, trataban de salir en las noches a correr cerca de su casa al parque que estaba a unas calles, pero esos días no lo habían hecho.
Ya no sabía que hacer en su casa, iba a tomar sus audifonos de su mesa de noche cuando vio que el iPhone de Rodrigo se encendió pero no sonó, se acercó sin hacer ruido para ver por qué se había activado la pantalla.

Adriana Rojas:
Perfecto, prometo no desvelarte mucho y dejarte regresar pronto a tu casa.

De que carajos habla Adriana pensó Lucero al ver el mensaje en las notificaciones del iPhone de su esposo.

Adriana Rojas:
Te estaré esperando con una copa del mejor licor que elegiste en el súper.

Su cabeza comenzó a imaginar miles de cosas, dejó el celular de nuevo a lado de Rodrigo y salió corriendo, sólo se detuvo un momento en la mesa de la entrada de la casa para tomar sus llaves y salirse a correr, ahora menos que nunca quería estar ahí.
Mientras caminaba al parque se dio cuenta que dejó su iPhone y sólo llevaba sus audífonos pero no pensaba regresarse por el, guardó las llaves y los audífonos en un bolsillo de su sudadera, cuando ya estaba en el parque ni siquiera quiso calentar, sólo se puso a correr alrededor de las jardineras.
Trataba de olvidar los mensajes que había visto pero no podía, les buscaba una justificación y no encontraba ninguna, cuando de repente le llegó a la mente lo que Fernando le dijo en el súper sobre que Adriana y él llevaban una relación muy liberal.
Pero ellos no, Rodrigo sería incapaz de serle infiel ¿Y si no era tan bueno como ella creía? Pensó.

-Llevamos siete años casados, su vida es el trabajo y la casa, no sale con amigos, sólo a reuniones o eventos de trabajo y también voy yo, a lo mejor desde hace tiempo está aburrido de la vida que lleva y Adriana fue su escapatoria para tener una aventura- Se dijo, estaba convencida que así era, porque no encontraba otra explicación.

No sabía cuanto tiempo llevaba corriendo, cuando salió de su casa aun había luz del sol y en ese momento estaba todo oscuro sólo alumbraban las luces de los postes en las calles, sintió un mareo terrible que sólo alcanzo a recargarse en un árbol para no caerse.
Espero unos minutos a que se le pasara y decidió que era momento de regresar a su casa, no quería ver a Rodrigo, pero era más peligroso estar sola en la calle y seguro él estaría en ese momento con Adriana.
Caminó a paso lento, sus piernas le temblaban a causa de todo lo que había corrido y peor aun sin haber calentado antes, llegó a su casa, trató de abrir y cerrar la reja haciendo el menor ruido posible para que Rodrigo no la escuchara cuando vio que ambos autos estaban ahí, si su esposo se hubiera ido con su nueva amante no estaría el BMW ahí.
Tenía sed pero no entraría a la casa para toparse con Rodrigo, se sentó dándole la espalda a la casa en el jardín debajo de un gran árbol de buganvilias rosas que había casi en el centro, al parecer por fin se había cansado lo suficiente para dejar de pensar y no tardó mucho en quedarse dormida recargada en el fuerte tronco.
.
-Lucero ¡Despierta!- Rodrigo se preocupó al verla tirada en el jardín, creyó que le había pasado algo.

-¿Qué pasa?- Poco a poco iba abriendo los ojos, no sabía que pasaba ni en donde estaba.

-¿En dónde diablos estabas? Son casi las tres de la madrugada y llevo toda la maldita noche buscándote- No quería enojarse más pero no podía evitarlo.

Lucero de repente recordó todo lo que había pasado antes de irse a correr, lo que la hizo alejarse bruscamente de él, sacó fuerzas de donde pudo y se levanto para entrar a la casa.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora