Capítulo 3

674 45 5
                                    


-Amor, apaga eso- Eran las 7:00 de la mañana y aquel sonido espantoso salía del iPhone de Rodrigo, era el segundo aviso de que ya era tarde para irse a trabajar, la primera alarma ya había sonado 30 minutos antes.

Lucero odiaba ese sonido y Rodrigo no tenía intenciones de apagarlo, así que aun con ojos cerrados y dándole la espalda a su esposo le dio unos cuantos manotazos para que despertara.

-Rodrigo quitala ya- La noche anterior después de que Rodrigo le ayudó a limpiarse la herida y ponerle un poco de pomada, se pusieron a ver una serie, estaban tan entretenidos que se fueron a acostar en la madrugada y eso les estaba cobrando factura para despertar.

-Otro rato- Balbuceó él.

-Si, pero apaga tu celular- Sentía mucha flojera para levantarse y apagarla ella, espero unos segundos, pero su esposo no se movía.

Desesperada de aquel aparato no tuvo más opción que hacerlo ella, se dio la vuelta sobre su lugar y recargándose sobre el cuerpo de Rodrigo se estiró para alcanzar el iPhone y apagar ese maldito sonido.

Regresó a su lugar de la cama para volver a dormirse, le dio la espalda a Rodrigo y él pasó un brazo por la cintura de su esposa, así acurrucados siguieron durmiendo.

-¡Reina ya es muy tarde!- Lucero se sentó asustada al sentir el alejamiento rudo de su esposo y al escuchar sus gritos.

-¿Qué hora es?- Preguntó preocupada al ver que ya entraba sol por la ventana de la habitación a pesar de las cortinas cerradas color blanco y azul marino que colgaban de ésta.

-Las 8:45, tengo una junta en casi una hora- Decía mientras se iba quitando su pijama negra camino al baño.

-Báñate rápido, en lo que yo te saco tu ropa y te preparo algo rápido de desayunar- Regularmente mientras él se alistaba para el trabajo ella preparaba algo en la cocina para que desayunaran juntos antes de que Rodrigo se fuera a trabajar, pero hoy sería la excepción.

-Por favor amor, un traje azul marino, camisa blanca, mi corbata azul con lunares blancos y los zapatos color café oscuro, por favor- Gritó desde la regadera Rodrigo.

-Ya está en la cama todo amor, la corbata no la encontré te deje una con líneas blancas, voy abajo a hacerte el desayuno- Dijo cuando tuvo todo listo.

-No amor, no hagas nada, apenas me da tiempo para llegar- Salió del baño con una toalla blanca atada a la cintura y con una más pequeña secándose la cara y el cabello. -Muchas gracias por ayudarme con la ropa, por cierto, buenos días.- Paso a lado de ella y le dio un beso.

-¿Estás seguro? Puedo hacerte un emparedado por lo menos-

-Si amor, mejor pídeme un auto desde mi celular con la aplicación por favor- Le pidió mientras salía del closet con su ropa interior en las manos.

Lucero tomó el iPhone de la mesa de noche del lado de su esposo, colocó su huella para desbloquearlo, seleccionó la ubicación de la oficina de Rodrigo y pidió el auto.

-Corriste con suerte, llega en seis minutos- Siguió atenta el camino del conductor por el GPS para ver cuando ya estuviera por llegar.

Rodrigo terminó de alistarse, se puso un poco de loción y bajaron, él regresó corriendo a la habitación por su maletín y cuando bajó de nuevo Lucero le entregó su iPhone.

-¿Ya está afuera?- Preguntó acomodándose su corbata.

-No amor, el chofer canceló el viaje, pero toma, llévate el mío, ya no te va a dar tiempo de esperar otro.- Sacó las llaves del primer cajón del mueble que tenían en la entrada y se las dio.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora