Capítulo 5

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-¿Qué falta amor?- Era mediodía, Lucero seguía teniendo pendiente ir al súper y Rodrigo como ese día no trabajaba decidió acompañarla.

-Sólo faltan las barritas de cereal energéticas- Contestó Lucero mientras revisaba el mensaje de May con la lista del súper.

-Muy bien, quiero comprar un agua mineral.- Rodrigo llevaba el carrito del súper y su esposa iba a su lado revisando que no les faltara nada.

-Entonces vamos primero por el agua que está más cerca y luego vamos por las barras-

Entraron al pasillo de las bebidas, estaba dividido, una sección con grandes refrigeradores, otra parte con bebidas sin alcohol y al otro extremo las bebidas alcohólicas.

-Aquí si hace frío- Dijo Lucero después de que le dio un escalofrío al estar entre los grandes refrigeradores.

-Y no te querías poner la chamarra- La acercó su esposo a él para frotar sus brazos..

-Porque afuera está algo soleado y aquí se siente frío por los refrigeradores- Ambos llevaban ropa más casual a como regularmente vestían, ambos traían jeans de mezclilla, cada uno sus converse blancos que tenían iguales, Rodrigo una playera tipo polo azul rey y Lucero una playera sencilla color blanca con su chamarra de mezclilla.

-Bueno pero si no me hubieras hecho caso sentirías más frío- Le sonrió triunfante. -¿Tú quieres algo de este pasillo?- Preguntó  Rodrigo cuando ya había tomado su agua.

Lucero ni siquiera pudo contestar, porque un grito de una voz chillona la interrumpió.

-¡Ro! Pero qué casualidad encontrarte aquí- Una mujer con demasiada confianza se aventó a los brazos de su esposo.- Justo a ti te quería ver.

-Hola, que gusto de verte- Rodrigo muy sonriente abrazó también a la mujer cuando se le aventó a los brazos.

Lucero sólo veía aquel intercambio algo furiosa pero trataba de ocultarlo, no sólo estaba molesta por ver eso, sino porque aquella mujer no podía ser otra persona que Adriana Rojas.

-¿Y ella quien es? Una amiguita eh- Al fin Adriana se había dado cuenta que su esposo no estaba solo.

-No para nada, es mi esposa, Lucero-

-Vaya, un gusto conocerte Lucerito, que suerte la tuya de tener un marido como Ro- Por la confianza con la que aquella mujer le hablaba parecía que conocía de toda la vida a su esposo.

-Ya me conocías, me golpeaste hace unos días atrás ¿No lo recuerdas?- Lucero estaba que explotaba, no le gustaba la forma en que Adriana le había dicho "Lucerito" pues lo había dicho como tratándola de hacer menos y tampoco le gustó como se refería a su esposo.

-Ah claro eres la chica que se atravesó, que casualidad haya sido tu esposa Ro-  Rio burlona, esa mujer era la persona más odiosa.

-Si, ya Fernando me explicó que fue un accidente ¿Verdad Lu?- Que le estaba pasando a Rodrigo, hace un día quería casi cancelar su pre contrato y ahora escudaba a Adriana, se preguntó Lucero.

-Pero mira parece que lo has invocado- Dijo Adriana cuando vio que se acercaba su novio.

-Parece que el destino nos quiere juntar siempre- Fernando saludó sonriente a matrimonio.

-Lo mismo digo ¿Iban llegando?- Lucero quería irse de ahí pero parecía que ellos tres querían seguir platicando a medio pasillo del súper.

-Voy por lo que falta, ahorita vengo.- Fue lo único que se le ocurrió decir para irse de ahí.

-Agarras una caja de barritas sabor fresa para mi, por favor reina-

-Que casualidad, esas son las favoritas de Adriana ¿Verdad Adri?-Dijo Fernando.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora