Capítulo 49

581 58 32
                                    

Fernando comenzó a abrir los ojos y de inmediato volteó a mirar al otro lado de la cama para confirmar que no había sido un sueño lo que había pasado. Sonrió al ver a Lucero acostada de lado dándole la espalda con su rubio cabello en ondas ya casi lisas extendido en la almohada gris de su cama.

Tratando de moverse despacio y de no hacer ruido para no despertarla, se fue acercando hasta ella hasta abrazarla por detrás, posando su mano sobre su vientre y sintiendo su espalda desnuda pegada a su pecho.

-Buenos días.- Dijo Lucero sin más.

-Creí que estabas dormida.- Se asustó Fernando.

-No, desperté hace un rato.- Respondió con su vista clavada en la ventana.

-¿Tuviste náuseas? No te escuché.- Peinó el cabello de Lucero para poder recostarse en la misma almohada que ella.

-No, por primera vez en mucho tiempo no me hicieron despertarme.- Lucero seguía en la misma posición, tapando parte de su cuerpo desnudo con la sabana que sostenía en su pecho y el otro de sus brazos debajo de la almohada.

-Supongo que eso es bueno.-Dijo acariciando su vientre.

-Mucho.- Lucero se escuchaba y se veía tranquila, pero seria.

-Por un momento tuve miedo de despertar solo, cómo la otra vez.- Susurró Fernando después de un largo silencio.

-Será mejor que ya me vaya.- Dijo Lucero intentando incorporarse.

-No, quédate un rato más, sí quieres puedo preparar algo de desayuno para los dos.- La detuvo Fernando impidiendo que se moviera.

-Fernando, no te ilusiones, nada de lo que pasó va a cambiar las cosas.- Suspiró derrotada.

-¿Me vas a decir que de nuevo sólo fue una noche cualquiera y ya?- Preguntó soltándola de a poco.

-Pues eso fue.- Respondió rápidamente.

-¿Hablas en serio?- Se enderezó para tratar de verla a la cara.

-Obvio, por Dios, te tomas todo muy en serio cuando ni siquiera considero que seamos amigos y mucho menos novios o que tengamos algún tipo de compromiso.- Se sentó también para poder verlo pero no sin antes sujetar bien la sabana gris para seguirse cubriendo.

-No sé qué signifique entonces yo en tu vida, pero para mí tú no eres una mujer de una noche.- Dijo poniéndose de pie en busca de su ropa aun sin importarle cubrirse. -Me molesta ser tan débil contigo, pero no el poder que tienes para controlar mis emociones.-

-Fernando…- Pronunció desde la cama cuando vio que terminaba de ponerse unos tenis que sacó del clóset.

-Te dejo para que te vistas y cierras cuando te vayas, por favor.-

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora