Fernando entró con una charola sobre la cual le llevaba el desayuno hasta la cama a Lucero junto con una rosa roja, la dejó sobre la mesa de noche y comenzó a depositar ligeros besos por todo su rostro mientras ella dormía plácidamente.
-¿Fernando?- Pronunció tratando de despabilarse.
-Despierta, te traje el desayuno.- Sonrió embelesado viéndola abrir los ojos con pesar.
-Gracias, no tenías que hacerlo.- Se fue enderezando de a poco.
-Yo quería hacerlo, quiero consentirte hoy y todos los días que se puedan.- Puso la charola sobre las piernas de ella y se subió a la cama para sentarse del otro lado.
-¿Tú lo hiciste o lo compraste como la cena de la otra vez?- Preguntó Lucero después de darle un generoso trago al jugo de naranja.
-Esta vez yo lo hice todo.- Le guiñó un ojo. -Espero que te guste.-
-Gracias.- Le dedicó una cálida sonrisa.
-Por nada, mientras lo preparaba estaba pensando en preguntarte algo pero no sé si hacerlo porque te vayas a molestar o algo así.- Desvió la mirada.
-¿Qué cosa? No sé que tipo de pregunta sea como para enojarme.- Respondió después de comer un trozo de piña con miel de abeja.
-¿Te quieres casar conmigo?- Le pidió Fernando sin más a Lucero poniéndose de rodillas sobre la cama al lado de ella. -No tengo ningún anillo ahorita porque lo pensé esta mañana.-
-¿Hablas en serio?- Preguntó ella incrédula casi ahogándose.
-Por supuesto, nunca había hablado tan en serio.- La tomó de la mano.
-No sé que decirte.- Contestó después de darle un nuevo sorbo al jugo para aclarar su garganta.
-Que aceptas sería lo mejor que me pudieras decir.- Rio discretamente.
-Fernando, teníamos un trato, dijimos que iríamos lento intentándolo.-
-Lo sé, pero podemos intentarlo estando comprometidos, tampoco te digo que nos casemos en una semana o un mes, sino cuando tú te sientas lista, pero si no quieres está bien, creo que fui demasiado rápido.- Suspiró derrotado.
-Si quiero.- Dijo Lucero sin más.
-¿Qué?- Preguntó al sentir que no la había escuchado bien.
-Que si quiero casarme contigo.- Sonrió nerviosa.
-No sabes cuánto te amo.- Dijo Fernando mientras quitaba la charola de sus piernas para no tirar la comida y poder estrecharla entre sus brazos y besarla.
-Fernando.- Escuchó decir a Lucero. -¡Fernando!-
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A la deriva
Fanfiction- Lucero Hogaza es una mujer de 32 años parece tener una vida tranquila, hija única, con un sólido matrimonio desde siete años atrás, tiene una licenciatura en artes pero no ejerce ya que trabajó un par de años y después sólo se dedicó a su hogar, s...