Capítulo 60

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-Por favor no te vayas, quédate.-

-Lo siento, pero ya hablamos.- Respondió Lucero acercándose a él.

-Lo sé, pero es que no te pudo dejar ir así tan fácil.- Insistió entregándole un ramo de rosas rojas.

-Mi decisión está tomada.- Las recibió sólo por no hacerle una grosería.

-Los voy a dejar un momento solos.- Los interrumpió Leonardo antes de alejarse un par de metros para darles un poco de privacidad.

-Lo sé, sé lo terca que eres a veces.- Se acercó a ella acunando su rostro. -Pero por favor, esta vez no lo seas, dame una oportunidad.-

-Pero...-

-Danos una oportunidad a nosotros, a nuestro hijo, a nuestro matrimonio.- Dijo depositando un corto pero delicado beso en sus labios.

-Rodrigo, nuestro matrimonio ya no es el mismo, las circunstancias que pasaron cambiaron las cosas.- Lucero estaba tranquila, ya no tenía ganas de discutir, sólo quería tranquilidad.

-Yo también lo creía, estaba furioso por todo lo que estaba pasando, pero lo pensé mejor.- La tomó de las manos quitándole el ramo y dejándolo en una silla. -Todo lo que pasó es sólo una prueba que nos puso el destino para comprobar que nuestro amor es más fuerte que cualquier cosa...-

Pero yo te...-

-No importa ya lo que hayas hecho.- La interrumpió. -Sé que en gran parte yo lo provoqué por no aclararte las cosas antes, pero ya pasó y sé que si nos das otra oportunidad no lo volverías a hacer jamás ¿o si?-

-No lo haría.- Negó, en su moral la infidelidad no tenía lugar, lo que había hecho lo hizo inicialmente dejándose llevar por la rabia.

-Lo ves, te conozco mejor que nadie.- Besó su frente. -Por favor no me dejes.-

-Rodrigo, no insistas.- Le pidió.

-Dime a los ojos que ya no me amas, que ya no significo nada en tu vida, dímelo y te juro por mi vida que te dejo en paz para siempre, sólo te hablaré exclusivamente para cosas de mi hijo.- Propuso entonces. -Dime, ¿dejaste de amarme?-

-Tengo muchas emociones encontradas...- Respondió sincera.

-¿Lo ves? Aun me amas, si no ya lo hubieras negado.- Apretó sus manos en un gesto cariñoso. -Sé que en el fondo de tu corazón me amas, dame otra oportunidad, la última si quieres, piensa en lo mucho que estuvimos esperando a ser padres y nuestro hijo llegó para fortalecer nuestro amor.-

-No sé, Rodrigo.- Lo soltó y metió sus manos en los bolsillos de su sudadera, al sentir algo lo sacó y nuevamente ahí estaban sus anillos, se los había guardado en la sudadera sin darse cuenta.

-En un mes será nuestro séptimo aniversario de casados.- Le recordó al verlos y no pudo emocionarse al ver que los traía con ella aunque no fuera en su lugar.

-Me tengo que ir.- Dijo Lucero cuando llamaban por última vez para su vuelo.

-No, te lo ruego no lo hagas, danos la oportunidad de formar una familia otra vez y ahora con nuestro hijo, no me alejes de ustedes por favor.- Tomó los anillos de su mano. -Te amo, eres mi vida entera y siempre lo has sido, sé mi esposa de nuevo, regresa a casa, estoy dispuesto a conquistarte de nuevo, estoy enamorado de ti cómo desde el primer día, yo no concibo la vida sin ti.-

-Rodrigo...- Susurró. Sentía que estaba viendo a aquel hombre del que se enamoró en la universidad, en su cabeza se reproducían miles de imágenes desde aquel primer cruce de miradas y no pudo evitar acariciar su barba cómo desde hace tantos años le fascinaba hacerlo.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora