Epi. LyF

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Epílogo Lucero y Fernando

-Ya me tengo que ir al estudio y tu papá no llega por ti.- Dijo Lucero mientras terminaba de ponerle los zapatos a Leo.

-¿Papá?- Preguntó el pequeño Leo.

-Si mi amor, va a venir tu papá por ti y te va a llevar a jugar.- Terminó de acomodarle la ropa y lo bajó de la cama.

-Señora, llegó un joven con el niño Matías.- Le informó Tere, la mujer que regularmente le ayudaba en la casa.

-¿Matías? ¿Y Fernando no viene con ellos?- Preguntó extrañada.

-No, vienen ellos solos.- Se encogió de hombros.

-Hola, buenas tardes.- La saludó amablemente al verla el joven que vestía un traje y cargaba al pequeño Matías que estaba dormido.

-Buenas tardes.- Saludó también. -¿Y Fernando?-

-El señor me pidió que trajera a Matías con usted y que le dijera que lo disculpara por no recoger a su hijo Leo, tenía una reunión importante y más tarde pasaba a su trabajo por ellos.- Le informó.

-Pero si él sabía que hoy le tocaba estar con ellos y además todavía me manda a Mati.- Lucero estaba muy molesta, un día antes ya le había pedido que pasara por Leo para ella poder irse al estudio, pues ese día tenía una sesión de fotos de una modelo y no quería llevárselo porque era muy inquieto y se la pasaba corriendo.

-Lo siento…- Dijo el hombre apenado.

-No te preocupes, no es tu culpa que tu jefe no sepa cumplir los acuerdos.- Resopló. -¿Puedes quitar el carseat del auto de Fernando y ponerlo en mi camioneta?-

-Mm lo que pasa es que el señor me mando en taxi.- Respondió con una sonrisa ladeada.

-De verdad que Fernando es un inconsciente, sabe que yo sólo tengo un carseat.-

-Papá cosiente.- Balbuceó Leo que repetía lo que escuchaba.

-No mi amor, inconsciente es tu padre.- No pudo evitar reír. -Bueno, vamos a mi camioneta y sube a Matías en el carseat de Leo por favor. Tere tráeme la mochila que se iba a llevar Fernando para Leo y echa algunos juguetes para tenerlos entretenidos.-

-Si señora, ¿Quiere que le ponga algo para el niño Matías?- Preguntó antes de subir.

-No creo que sea necesario, mi jefe le mandó las cosas de Matías.- Se dio la vuelta para mostrarle la pequeña mochila que traía en la espalda.

-Espero por lo menos si traiga todo lo necesario.- Alzó su ceja izquierda. -Vamos a mi camioneta.-

Como Matías iba dormido, Lucero prefirió que él fuera en el carseat para más seguro y a Leo lo sentó al lado de él poniéndole el cinturón de seguridad por la cintura, le dio su juguete favorito que era un balón de fútbol con luces y le pidió que por nada del mundo se podía mover de ahí o intentar quitarse el cinturón hasta que llegaran al estudio.

Al llegar, Matías se despertó y lloró un poco al no ver a Fernando, pero Lucero lo tranquilizó entreteniéndolo con algunos juguetes.

-Vaya, hoy no tuvimos una visita, sino dos.- Dijo a modo de saludo Lolita, quien se había convertido en una de sus ayudantes en el estudio que había abierto un año antes.

 Después de la muerte de Rodrigo, a pesar de todo lo que le había confesado no podía evitar sentirse mal por su muerte, además de que no podía creer que tantos años estuvo ahí, a la deriva, creyendo que ella manejaba su vida cuando en realidad lo hacía Rodrigo. Después de mucho insistir, Leonardo la convenció de que emprendiera con el estudio fotográfico para poder entretenerse y sacar adelante a su hijo, pues había decidido donar todo lo que Rodrigo le había dejado, ya que era su única heredera. Con la familia Álvarez perdió todo contacto, sólo supo que Agustín, su ex suegro, había sido acusado de múltiples fraudes por lo que estaba cumpliendo con una condena.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora