-No señor, le repito que los resultados que le fueron entregados son los correctos.- Dijo la recepcionista tratando de mantener la calma.
-Eso no puede ser, ¡debe haber un error!- Gritó Fernando, golpeando una vez más la superficie donde estaban las cosas de aquella señorita.
-Señor…-
-¿Qué está pasando aquí?- Se acercó una mujer que al parecer era médico por su bata y el estetoscopio que colgaba de su cuello.
-Jefa.- Se asustó la empleada ante la intervención de la doctora. -Lo que pasa es que el señor dice que hay un error con los resultados de su prueba, pero ya le dije que no.-
-Es que si deben estar mal, hacen muchas pruebas y tal vez confundieron las muestras.- Alegaba Fernando.
-Es imposible señor, dígame, cuando le realizaron la toma de su muestra, ¿usted se cercioró de que le pusieran sus datos al tubo de ensayo?- Preguntó la doctora.
-Si señorita, pero…-
-¿Y usted?- Lo interrumpió preguntándole a Lucero, quien sólo asintió con la cabeza. -No puede haber ningún error, precisamente porque hacemos muchas pruebas, tenemos todo muy bien organizado para que no ocurra ningún error.-
-Es que entiéndeme…- Él no se hacía a la idea de que esa prueba estuviera bien.
-Fernando, ya por favor, ese es el resultado y ya está, no hay nada que hacer.- Lo interrumpió ahora Lucero que estaba muriéndose de la vergüenza por aquella escena. -Yo me voy, gracias y una disculpa.- Dijo a las mujeres antes de caminar lo más rápido posible al elevador.
-Gracias.- Resopló Fernando frustrado tratando de alcanzar a Lucero, pero para su mala suerte el elevador llegó demasiado rápido y cerro de la misma manera, así que no alcanzó a entrar con ella y tuvo que esperar a que otro llegara. -¡Bonita!- Le gritó al verla cruzar la calle corriendo.
-Yo no quería, te juro que yo no quería ilusionarte.- Decía Lucero entre lágrimas mientras se recargaba sobre la puerta cerrada del auto.
-Shh, tranquila.- Trataba de abrazarla pero ella lo detenía poniendo sus pequeñas manos sobre su fuerte pecho.
-Perdón, te juro que de haberlo sabido yo no te habría metido en esto…- Lucero realmente se sentía mal por aquel resultado y no precisamente por ella, sino por Fernando.
-Lo sé, tranquila, te creo.- Acunó su rostro sobre sus manos para que lo viera a los ojos. -Yo estaba consiente que esto podía pasar…-
-Pero es que yo…- Lo tomó ella por las muñecas.
-No digas nada.- Cubrió sus labios con sus pulgares sin dejar de acunar su rostro aun. -Si, te confieso que me dolió y me duele saber que no fui yo quien engendró al bebé, realmente deseaba que fuera mío, pero no es así y no podemos hacer nada para cambiarlo.-
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A la deriva
Fanfiction- Lucero Hogaza es una mujer de 32 años parece tener una vida tranquila, hija única, con un sólido matrimonio desde siete años atrás, tiene una licenciatura en artes pero no ejerce ya que trabajó un par de años y después sólo se dedicó a su hogar, s...