Capítulo 8

572 51 5
                                    

-¿Cómo que lo viste? Eso no puede ser-

-¡Rodrigo es en serio! Lo vi mientras buscaba los discos y él me estaba viendo- Dijo Lucero desesperada caminando de un lado para otro en la oficina de Rodrigo.

-Mi vida cálmate, él está muerto, seguro lo confundiste- La tomó por los brazos para tratar de tranquilizarla.

-No está muerto, estaba ahí yo lo vi ¡no estoy loca!- De repente comenzó a llorar.

-Yo no dije que lo estuvieras, sólo que eso es imposible mi vida- Dijo Rodrigo pegándola a su pecho.

-Te lo juro que estaba ahí es más a lo mejor puede estar abajo- Se separó de Rodrigo y se acercó a la ventana para intentar buscarlo desde arriba.

-Bueno supongamos que es él ¿Lo viste que te siguiera?-

-No, no vi, pagué rápido, fui a mi carro y me vine directamente para acá, traté de ver si algún auto me seguía pero no vi nada raro- Lucero seguía al pendiente de la ventana.

-Si lo vuelves según tú a ver me dices y le llamo al comandante Zúñiga para que investigue, ya cálmate mi vida- Dijo Rodrigo quitándola de la ventana.

-Cómo quieres que me calme si te estoy diciendo que vi a Julián y tú no me crees- Se sentó frustrada en el sofá que estaba a lado del escritorio y enterró su cara entre sus manos.

-Está bien, te creo pero entiéndeme que es algo difícil de creer, él se murió hace casi cinco años, tú misma reconociste su cuerpo- Le recordó sentándose con ella.

-Eso ya lo sé, pero obvio no está muerto, está vivo y yo lo vi-

-Está bien, le hablaremos a Zúñiga, pero tranquilízate ya por favor reina- La iba a abrazar pero sonó el teléfono de su oficina. -¿Qué pasó Jazmín? te dije que no quería que me interrumpieran.- Dijo a su secretaria por el altavoz del teléfono.

-Ya sé señor, pero es la señora Violeta, es la tercera vez que llama ¿Qué le digo?- Contestó la secretaría del otro lado.

-Pásame la llamada-

-Hijo, perdón que te moleste, pero tu papá está desesperado por saber si vendrás o no, tu hermana ya está aquí- Escuchó decir a la mujer.

-Mamá no sé si pueda ir, Lucero no se siente bien- En realidad aquella mujer a la que su secretaría llamó Violeta, no era su mamá biológica, fue la mujer con la que su padre se casó cuando Rodrigo tenía ocho años y desde ahí la mujer se ganó su confianza y cariño como para llamarla “mamá”.

-¿Qué tiene le pasó algo?- Violeta se escuchó preocupada.

-Tranquila, no pasa nada, tiene una migraña- Mintió y vio a Lucero que ya estaba visiblemente más calmada.

-Ay pobre Lucero espero se le pase pronto, yo ahorita a ver que le digo a tu papá para que no se enoje-

-Gracias mamá, dile que trataré de ir el fin de semana- Contestó.

-Cuídense mucho y saluda a Lucero de mi parte- Rodrigo se despidió y colgaron la llamada.

-¿Ya estás más tranquila?- Preguntó sentándose de nuevo con Lucero.

Ella sólo se limitó a asentir con la cabeza y se recostó en su pecho, él la rodeó con sus brazos acurrucándola y se quedaron así por varios minutos sin decir nada.

-¿Por qué le dijiste a Violeta que no iríamos?- Habló por fin Lucero.

-No creo que tengas ganas de ir después de lo que te pasó- acarició el cabello de su esposa de una manera tierna.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora