-¿Cómo está mi nieto?- Preguntó Leonardo a su colega que pasaba el aparato de la maquina de ecografías por el vientre de su hija.
-Tranquilos, el bebé, la placenta y todo está en perfectas condiciones, no tienen de que preocuparse.- Respondió el ginecólogo con una gran sonrisa.
Fernando que estaba ahí pues la había llevado hasta la silla de ruedas y luego la había cargado de nuevo para subirla a la camilla, cruzó miradas llenas de felicidad junto con las de Lucero.
-Disculpe que los moleste, pero solicitan al doctor Hogaza en quirófano, sus alumnos lo esperan.- Dijo una enfermera después de tocar a la puerta.
-Debo irme, pero ahorita te veo, tranquila que ya vimos que el bebé está bien.- Secó Leonardo las lágrimas de su hija. -Fernando, te la encargo, ahorita la van a pasar con el médico que la revisará de la cintura y lo demás, ayúdala a moverse por favor.-
-No se preocupe señor, yo la cuido.- Le dio un apretón de manos.
-Bueno, ya aprovecharemos esta venida cómo la revisión del mes.- Comentó el ginecólogo. -No sé si así sea de inquieto o si mamá lo alteró con la caída pero se está moviendo muchísimo.-
-¿Pero eso no es malo?- Preguntó Lucero viendo en el monitor cómo su hijo se movía.
-Para nada, al contrario, me preocuparía sí no se moviera, pero todo está bien, voy a tomar sus medidas y las anotaré en la ecografía.- Le explicó.
-Gracias.- Dijo tranquila.
Lucero volteó a ver de nuevo a Fernando que estaba de pie mirando también el monitor y pudo darse cuenta de la emoción que tenía en el rostro e incluso cómo sé secaba rápidamente los ojos para evitar que unas cuantas lágrimas escaparan de ellos.
-Listo, aquí tienes papel para que te limpies el gel y en lo que el caballero te ayuda a levantarte yo haré tu reporte y te veo en el escritorio.- Le indicó antes de retirarse.
-¿Me ayudas? Sigo sintiendo molestia en la espalda y me duele al inclinarme.- Le pasó el trozo de papel para que limpiara las partes que ya no alcanzaba bien.
-Si, claro, permíteme.- Fernando salió de su burbuja y se acercó para hacer lo que le pedía. Con suma delicadeza fue pasando el papel por donde aun quedaban restos del gel.
-Fernando…- Lo llamó Lucero.
-Mande.- Respondió desechando el papel en el basurero.
-¿Estás bien?- Preguntó sosteniéndolo de la mano.
-Si, sólo me emocionó todo esto, saber que está bien, verlo moverse…- Sonrió de nuevo.
-¿Podemos hablar después?- La frase que tanto odiaba.
-No lo sé. Dame la otra mano, te ayudo a bajar.- Estaba feliz, pero recordó lo de la oficina con Rodrigo y no pudo evitar ponerse serio, cosa que Lucero se dio cuenta.
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A la deriva
Fanfiction- Lucero Hogaza es una mujer de 32 años parece tener una vida tranquila, hija única, con un sólido matrimonio desde siete años atrás, tiene una licenciatura en artes pero no ejerce ya que trabajó un par de años y después sólo se dedicó a su hogar, s...