Después de casi 20 minutos leyendo varias reseñas del reverso de los libros se había decidido por tres.
-Sólo espero que el golpe no te haya afectado la vista para que puedas leer bien tus libros-
Lucero inmediatamente se alejó, se asustó al escuchar una voz hablar tan cerca de ella cuando ni siquiera sintió a alguien acercarse.
-¿Qué?- No sabía quién le hablaba, cuando se dio la vuelta y se topó de frente con el hombre del día anterior sintió quedarse de nuevo en shock.
-¿Qué como va ese golpe?- Sin un poco de vergüenza Fernando quitó el cabello que cubría la herida.
-Bien gracias- Lucero se hizo hacia atrás para evitar el contacto.
-Es lo que veo- Sonrió de la forma más coqueta que pudo, todas las mujeres caían con eso.
-Ahora si me permite debo irme- Ese hombre la hacía sentir muy incomoda.
-Pero hablame de tú, oye pero no me he presentado, soy Fernando, Fernando Colunga- Estiró su mano. -¿Con quién tengo el enorme placer?- O tendré en mi cama próximamente pensó.
-Valentina, Valentina Villalba- Lucero no supo en que momento se le ocurrió ese nombre, ni siquiera supo porqué no dijo su nombre real.
-Que bonito nombre- Besó el dorso de su mano. -Ahora si me permites tú, voy a pagar tus libros- Dijo quitándoselos de las manos.
-No es necesario, son míos y yo los pago.- No los tomó, se los arrebató.
-Ve esto como un regalo en compensación por el golpe de ayer- Esa mujer iba a ser más difícil de lo que pensó.
-No es necesario y tampoco creo que a su novia le parezca- No estaba celosa ni tenía por que estarlo, simplemente le molestaba que fuera tan coqueto teniendo novia.
-¿Hablas de la pelinegra que te dio el golpe?- Lucero sólo asintió con la cabeza. -Jajaja nena ella es mi hermana, Adriana Colunga.- Eso tenía de cierto lo que el nombre de Valentina Villalba tenía de real, nada.
-Bueno no me importa saber de su vida, hasta luego.- Caminó a la caja y sintió que por fin se había librado de él, pero al llegar a la fila se dio cuenta que se formó atrás de ella con un libro.
-Buen día señorita ¿Encontró los títulos que buscaba?- Preguntó el empleado amablemente mientras tomaba los libros del mostrador.
-Si gracias- Lucero le rogaba al cielo que se apurara a cobrarle, sentía la mirada indiscreta de Fernando.
-¿Su pago va a ser con tarjeta o en efectivo?- Si daba su tarjera corría el riesgo de que Fernando leyera su nombre real o que el chico de la caja lo dijera y aquel hombre se diera cuenta de su gran mentira.
-Con efectivo- No estaba dispuesta a pasar esa vergüenza, sacó de su bolso tres billetes que cubrían con la cuenta de los tres libros, tomó su cambió, la bolsa de papel con los libros y rápidamente salió de ahí.
Se metió a una tienda de ropa íntima de mujeres que estaba cerca, ahí ese hombre no entraría y la perdería de vista, se quedó cerca de los aparadores como si estuviera viendo las prendas, pero en realidad miraba a través de los cristales esperando a que pasara Fernando para poder irse tranquila sin preocuparse porque se le acercara de nuevo.
Después de un par de minutos lo vio salir, al parecer la estaba buscando porque volteaba para todos lados, vio que recibió una llamada o un mensaje, pues sacó su celular del bolsillo de su pantalón de vestir, revisó el aparato y entró a un restaurante, Lucero esperó a que entrara para ella salir.
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A la deriva
Fanfiction- Lucero Hogaza es una mujer de 32 años parece tener una vida tranquila, hija única, con un sólido matrimonio desde siete años atrás, tiene una licenciatura en artes pero no ejerce ya que trabajó un par de años y después sólo se dedicó a su hogar, s...