Capítulo 48

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-¿Embarazada?- Repitió Leonardo desde el marco de la puerta llamando de inmediato la atención de las dos féminas.

-Papá...- Fue lo único que pudo pronunciar Lucero, estaba estática.

-¡Voy a ser abuelo!- Gritó emocionado caminando hacia su hija para estrecharla entre sus brazos. -Pero a ver, déjame verte bien ¿Cuándo pensabas decírmelo?-

-No lo sé, pronto.- Respondió un poco nerviosa porque sentía que el interrogatorio estaba cerca.

-¿Cuántos meses tienes?- Puso ambas manos en su vientre a través de la sudadera gris que ya se había bajado.

-Tres meses, para ser exactos 13 semanas.- Contestó acomodando su cabello que había sido un poco despeinado por el abrazo de Leonardo.

-Dios, ¿escuchaste eso Sara? Nuestra hija nos va a dar un nieto.- Dijo Leonardo volteando su mirada hacia arriba sin poder evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. -No sabes lo feliz que me haces con esa noticia.-

-Sabía que te ibas a poner muy contento, futuro abuelo.- Lucero tampoco pudo evitar llorar de la emoción.

-Hey, entonces ¿Por qué le dijiste a Rossy que no podía decirme nada?- La miró algo serio.

-Porque hay otras cosas que debo explicarte...- Agachó la mirada.

-Pues vamos a fuera y me platicas.- En ese momento sentía que nada podía opacar la felicidad que sentía.

-No, prefiero hacerlo después.- Aun faltaba hablar con Rodrigo y no sabia bien que iba a pasar. -Por lo mientras disfruta la noticia de que serás abuelo.-

-Bueno, yo me llevo esto.- Dijo Rossy que hasta ese momento sólo había permanecido ahí en silencio viendo el intercambio entre Leonardo y su hija.

-Rossy...- La llamó Lucero antes de que se fuera.

-Mande.- Se detuvo.

-Hace poco más de 10 años que eres la pareja de mi papá, hemos convivido muchísimo, has estado en todo momento para mí y sobre todo para mi papá.- La tomó de las manos.- Por eso quiero pedirte que seas como una abuela para mi hijo, sé que tú y yo nunca nos hemos visto como madre e hija, pero hay un cariño muy especial que nos une...-

-Ay Lucero, no sé qué decirte.- Contestó Rossy conmovida a punto de las lágrimas.

-Sólo dime que aceptas y ya.- Sonrió Lucero limpiando su mejilla con delicadeza.

-Pero su abuela es Sara y sabes que yo siempre la he respetado a pesar de que nunca la conocí.-

-Y así es, mi mamá es su abuela y ella lo cuidará desde donde quiera que esté, pero mi hijo necesita una abuela aquí en la tierra que lo mime y lo quiera tanto como mi papá y sólo tú eres la indicada para tomar ese lugar, pero entiendo sí no quieres o no te sientes cómoda con eso.- Respondió.

-Claro que quiero, sólo no me esperaba nada de esto.-Contestó de inmediato.

-Gracias, te quiero.- La abrazo y varias lágrimas escaparon de sus ojos de las dos.

-Y yo las amo.- Dijo Leonardo abrazando a ambas mujeres con una gran sonrisa en el rostro.

Después de tranquilizar un poco sus emociones y sus sentimientos que tenían a flor de piel, salieron al jardín para platicar sobre el embarazo y varias cosas más que ibas saliendo durante la conversación. Incluso por largo rato estuvieron jugando con Altanero lanzándome una rama de un árbol que se encontró por ahí.

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