Lucero iba manejando hacia su casa, trataba de concentrarse solamente en el camino pero no podía evitar ir viendo a través de los retrovisores si nadie la iba siguiendo, después del día que vio al hombre que creía muerto no había salido sola y le aterraba la idea de que aquel hombre intentara hacerle algo.
-¡Maldita sea!- Maldijo a lo alto cuando se asustó con el timbre del iPhone que anunciaba una llamada entrante.
-Hola- Contestó activando el manos libres del auto por seguridad para no tomar el iPhone.
-Lucero, hola ¿Cómo estás?- Se escuchó en el altavoz.
-Javi, bien gracias ¿ustedes?-
-Me da gusto, igual muy bien, te llamaba para preguntarte si estás ocupada- Dijo el esposo de su cuñada del otro lado de la línea. -Lo que pasa es que hoy nos tomamos el día para venir a la nueva sucursal de la cafetería y queríamos ver si podías venir-
-Con gusto, ahorita iba para mi casa pero mándame la ubicación exacta y voy para allá.- Puso las intermitentes y se orillo en la calle para poder abrir el GPS.
-Perfecto, ya te la envío-
-Va, ahorita los veo.- Colgó la llamada y entró a la aplicación de mensajes para abrir la ubicación que le habían mandado e iniciar la ruta.
Afortunadamente no estaba muy lejos de la cafetería y no había tráfico por lo que tardo menos de lo que esperaba.
-¿Hay algún problema si dejo el auto aquí?- Le preguntó Lucero estacionándose a fuera aun sin bajarse del auto a Javier que ya la esperaba en la entrada.
-Para nada, ahí está bien- Javier se acercó y le abrió la puerta del Audi para que bajara.
Se saludaron con un beso en la mejilla y entraron a la cafetería.
-¿Y Emi?-
-Fue por Sofí a la escuela, pero ahorita viene, si quieres por lo mientras te enseño bien la sucursal- Le mostró el lugar incluyendo la cocina, le enseñó el lugar en donde querían poner la pintura que Lucero haría para ellos, todas las cafeterías tenían un diseño vintage, en tonos color negro y café con bombillas antiguas que daban una luz amarilla, en la pared destinada para la pintura estaba una fila de gabinetes tipo piel negros.
-Está muy bonito todo al igual que las otras sucursales, creo que ya tienen todo listo- Dijo Lucero viendo a su alrededor.
-Si, ya casi está, faltan pequeños detalles en la cocina pero ya vamos muy adelantados.- Se encogió de hombros sonriente. -Ah mira te trajimos un pan marmoleado.- Dijo recordando que lo habían dejado en la barra.
-Ay muchas gracias, no sé hubieran molestado, se ve muy bueno y huele riquísimo- Contestó Lucero tomando la charola de plástico con el pan en sus manos.
-¡Tía!- Le gritó Sofía mientras entraba corriendo para abrazarla como era costumbre.
-Hola chiquitina.- Lucero puso la charola en la mesa para poder abrazarla también. -Hola Emi- Saludó a su cuñada que venía atrás de la niña.
-Dios esta niña me ha venido apresurando todo el camino porque le dije que estabas aquí.- Rio Emilia.
-Es que mi mamá maneja muy lento- Dijo Sofía desde los brazos de Lucero jugando con su cabello.
-Mejor dicho tu eres muy ansiosa cuando sabes que verás a tus tíos- Le contestó su papá. -Siéntense les preparo un café y a esta princesa una malteada.-
-De chocolate papi y un pastelillo- Le pidió la niña mientras tomaba asiento a lado de su tía.
-Pero dale una chica porque si no al rato no comerá bien.- Dijo Emilia antes de que entrara Javier a la cocina. -No trajimos pastelillos Sofí y aquí aun no se pueden hacer porque faltan cosas.- Se sentó también frente a ellas.
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A la deriva
Fanfiction- Lucero Hogaza es una mujer de 32 años parece tener una vida tranquila, hija única, con un sólido matrimonio desde siete años atrás, tiene una licenciatura en artes pero no ejerce ya que trabajó un par de años y después sólo se dedicó a su hogar, s...