Capítulo 54

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-¿Y entonces sólo querías hablar conmigo para decirme que vas a volver con tu esposo?- Preguntó Fernando ya con sus jeans puestos dando vueltas de un lado para otro después de que Lucero le contara lo de Rodrigo.

-No, jamás dije eso, quería decírtelo porque consideré que debías saberlo.- Respondió Lucero aun sentada en la cama cubriéndose con las sábanas grises.

Después de su entrega pasional se habían quedaron acostados sin decir nada, hasta que ella sintió que era momento de hablar.

-Pues gracias por considerarlo pero no entiendo para qué.- Dijo con sus manos puestas sobre su cadera bastante serio. -¿Qué piensas hacer entonces?-

-No sé, era algo que no me esperaba.- Acomodó mejor su cabello detrás de sus orejas.

-¿Lo amas?- Preguntó temiendo la respuesta.

-Fernando por favor…-

-Solo una respuesta ¿Sí o no?- La incitó a contestar.

-Es que no lo sé, no sé nada, no sé que hacer todo esto es difícil para mi, estoy confundida.- Resopló frustrada.

-¿Y crees que esto es fácil para mi? Te amo y no puedo obligarte ni hacer nada para que decidas estar conmigo, créeme que trato de entenderte pero no puedo cuando lo que empezábamos a construir depende de un hilo.- Se volteó apoyando su frente en la fría y lisa pared.

-Lo sé y te juro que quisiera que nada de esto estuviera pasando, yo no quiero lastimar a nadie con mis decisiones.- Contestó Lucero poniéndose  de pie envuelta en las sábanas para acercarse a él.

-Piensa bien lo que vas a decidir, sólo por favor no vayas a cambiar de opinión después.- Se dio la vuelta al sentir la mano de Lucero sobre su espalda desnuda. -No olvides que te amo.-

Fernando depositó un beso en su frente, tomó su camisa del suelo junto con sus calcetines y zapatos para terminar de vestirse. Lucero después de mirarlo un poco, comenzó a hacer lo mismo con su ropa en silencio.

-Ya me voy, te llamo después ¿sí?- Le dijo Lucero desde la puerta de la habitación a Fernando que estaba recargado en la ventana viendo hacia afuera.

-Cuídate.- Fue lo único que Fernando pronunció.

Lucero estuvo tentada a acercarse de nuevo a él, pero sentía que no era bueno momento, así que sólo se dio la vuelta y se fue de ahí.

Estaba conduciendo sin rumbo fijo cuando se le cruzó en el camino un anuncio publicitario sobre una campaña en apoyo a las personas con cáncer, por primera vez en días se acordó de Gina, la mamá de Rodrigo.

Sin pensarlo mucho tomó su iPhone para llamarle y ver como estaba, la señora gustosa y emocionada por su llamada la invitó a su casa a comer, Lucero no estaba muy convencida de ir pero al final lo hizo.

-Lucero ¿verdad?- Le dijo un señor de cabello casi cubierto de canas con gafas y vestido con traje, el cual salía de la casa en un auto costoso conducido por un chófer.

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