CAPITULO 21

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CAPÍTULO 21

Conduzco por 30 minutos. 30 minutos en los que intente recuperar el control y calmar las ansias. Recupere el control, pero las ansias son más fuertes. El lugar a donde voy me ayudará a calmarme.

Me detengo frente a una bodega, espero unos minutos hasta que alguien abre la puerta corrediza. Pongo el auto en marcha entrando en esta, cierran la puerta y bajo del auto. La música que retumbaba en el lugar a dejado de sonar cuando me ven entrar.

El lugar esta repleto de motos distintas, un desagradable olor a cigarro mezclado con alcohol me recibe.

El mexicano, el encargado del lugar es el primero en ponerse de pie con una enorme sonrisa.

-¡Pero miren quien está aquí! ¡La reina! -dice con su distinguido acento mexicano; acento norteño según el-. Mire nomas esta belleza de mujer.

Me observa de pies a cabeza detenidamente durante algunos segundos.

-¡Alguien hubiera avisado que La Reina venia! -espeta hacia los otros en el lugar.

Rio.

-Nadie sabía que vendría -le aclaro.

Asiente y se acerca para chocar nuestras manos. Típico saludo de barrio, como dice él.

-¿Y a que debemos el honor mamasita? -pregunta con coquetería.

-Quiero correr -se sorprende y luego sonríe.

-¿Volverás a las carreras?

Me encojo de hombros.

-Por hoy sí.

Sonríe, como si hubiera ganado algo. Bueno si ganara, dinero y mucho. Se da la vuelta hacia los otros que se encuentran en el lugar, toma una profunda respiración y grita:

-¡LA REINA VUELVE A LAS CARRERAS!

Los otros los miran asombrados por un instante antes de levantarse de un salto y comenzar a gritar con victoreo. Se acercan a mi saludándome chocando puños y diciéndome que apostaran por mí.

Güero por favor prepara la moto de esta mamasita! -el güero, que como su apodo lo dice es rubio, asiente-. ¿La misma de siempre?

Me pregunta y asiento. Sin que yo tenga que pedírselo le ordena a Lady, que me traiga mi ropa. Esta asiente yéndose por ella. El güero me ofrece una chela, niego, no es buena idea beber teniendo en cuenta como me encuentro. El lugar vuelve a ser inundado por música.

Lady, vuelve con mi ropa, me la tiende y le doy las gracias. Me quito los tacones y el vestido frente a todos, se quedan boquiabiertos observándome. El mexicano chifla, otros comienzan a hacerlo.

-¡Ay, mamacita linda! ¡Qué buena estas!

Me coloco el pantalón negro, una blusa del mismo color, una chaqueta de cuero y por último unas botas.

-¡Divina esta mujer que pone tieso al que no tiene hueso! -piropea el mexicano.

Río, me siento a esperar a que el güero tenga lista mi moto. Mientras tanto el mexicano me cuenta como han estado las carreras, quienes se han unido. Sobre las apuestas, el dinero que ha ganado. Menciona a una nueva que a pedido correr contra mí.

-Quiere que la llamen La Reina, pero nadie lo hace. La única y verdadera reina eres tú mamasita. La apodamos la copia -rio por cómo quiere que la llamen y como la llaman-. Todos le han dicho que solo hay una Reina, tu. Pero se niega, pidió correr contra ti para patearte el culo, según ella.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora