CAPITULO 63

37.7K 2.6K 773
                                    

CAPITULO 63

Harriet.

En la recepción está el pendejo haciendo reír a Katie. Mi enojo disminuye cuando no está presente, pero nada más verlo y saber que va a sonreír con burla me molesta de sobremanera. Respiro hondo antes de acercarme. Gira la cabeza para mirarme y sonríe, Katie aparta la vista de él, tiene la cara roja.

—Buenos días, doctora.

Sonrío. El ceño del pendejo se frunce ligeramente, estoy un poco más relajada, la situación de Mark y los orgasmos de ayer me pusieron de mejor humor. Enojada como lo estaba hace unos días no podía fingir una sonrisa ni, aunque quisiera.

—Buenos días, Katie.

—Buenos días —saluda Dorian.

Lo ignoro. Katie se extraña por eso, sin embargo, no se mete y me da el portapapeles. Pongo mi hora de llegada y firma. Se lo devuelvo y me voy a mi consultorio, dejo mi bolso sobre el escritorio mientras me siento en la silla, hoy no tengo tantos pacientes que atender, hablaré con Erlik primero y luego iré con Oliver. Antes desayunaré algo, separo el montón de papeles que dejé ayer sobre el escritorio de mis pacientes.

Adam nos avisó que nuevos enfermeros iban a llegar hoy, cosa que no me agrada, no estoy para estar lidiando con inútiles, no van a saber una mierda, se pondrán nerviosos, van a preguntar hasta cuantas veces tiene que respirar el paciente y estarán encima de uno como perrito faldero. Cuando hice mi internado ya era una experta, no necesité que ningún idiota me enseñara, yo les terminé enseñando a ellos. Mientras lo hice llegaron enfermeros nuevos, ya habían hecho su internado, y fue algo demasiado desesperante.

No los soportaba.

Llegaran a las siete, por lo que se nos pidió llegar antes para hacer nuestros pendientes y poder ayudarlos. Son las cinco de la mañana.

Tomo una tarjeta de mi cartera antes de guardar mi bolso en un cajón bajo llave. Salgo del consultorio yendo al comedor, pido una ensalada de pechuga y un cappuccino. Ensalada y café no es una combinación necesariamente buena, pero quiero café. Están preparando la comida para los pacientes, por lo que tardan en darme lo que pedí.

Ayer no leí la información que me envió Kail, tenía demasiado sueño. La leeré mientras desayuno. Escucho la puerta del comedor abrirse, giro la cabeza y veo a Adam entrar, aparto la vista devolviéndola a donde estaba antes.

—Buenos días —saluda parándose a mi lado derecho.

—Buenos días —murmuro.

Me desespero cuando Zack entra deteniéndose a mi lado izquierdo, demasiado cerca para mi gusto, mi desayuno, siguen preparándolo y estoy a nada de mandarlos a la mierda. A los que están haciéndolo y a los idiotas que tengo al lado.

—Buen día —saluda Zack, sonriente.

No le devuelvo el saludo, no finjo no haberlo oído porque claramente lo hice, en cambio, Adam, si lo saluda. Siento la mirada de ambos encima de mí, algo que ignoro por completo haciendo como que no están ahí. Una cosa que no ignoro es el paso que Zack da hacia mí.

—¿Desayunaras tan temprano? —me pregunta inclinándose un poco hacia mí.

Me armo de la paciencia que no tengo. Mi vista se desvía a la primera cosa que podría usar para matarlo, no he hablado con él más de dos veces, pero no lo soporto. Tiene algo que no puedo tolerar, me molesta que respire a mi lado.

—¿Necesitas algo relacionado con lo laboral? —cuestiono, no pretendo ocultar el tono osco y cortante.

No lo miro ni de reojo.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora