CAPITULO 30

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CAPITULO 30

Harriet.

Continuo muda, boquiabierta por lo que estoy viendo. Creo que nunca había estado tan incrédula. Intercalo la vista entre la foto y Dorian.

No puede ser.

Dorian me observa furioso. Está totalmente tenso asesinándome con la mirada.

—Dame esa mierda —habla entre dientes.

Lo ignoro y sigo observando la foto. Mis ganas por conocer de conocer a Corban aumentan demasiado. ¿Cómo es posible? Miles de teorías dan vueltas en mi cabeza. Hay tantas posibilidades. La primera teoría es definitivamente la más probable, pero ¿entonces por qué...? La foto es arrebata de mis manos con brusquedad por un Dorian mucho más que furioso.

—Lárgate de aquí —espeta antes de cerrarme la puerta en la cara.

El estruendo de la puerta cerrándose con fuerza llama la atención de las personas en el pasillo, entre ellas la de Adam que viene acompañado de Elian. Son tan parecidos... parecidos. Desde el cabello hasta la altura. Ambos se acercan con el ceño fruncido. Elian deja la vista fija en mi detallándome de pies a cabeza.

—¿Esta todo bien? ¿pasó algo? —pregunta con curiosidad.

—Se molestó —respondo encogiéndome de hombros.

Lo molesté, a propósito, y fue bastante divertido. Su ceño se frunce más, abre la boca, pero vuelve a cerrarla. Da un paso más para dar unos toques a la puerta. Pasan varios segundos y no se oye el ¨pase¨ qué Adam espera. Repite la acción y pasa lo mismo.

Pone su mano sobre la perilla y en ese justo momento la puerta se abre mostrando a un Dorian con una seria expresión.

—¿Qué mierda...? —se calla abruptamente cuando se percata de que es Adam quien ha tocado y no yo—. Pensé que eras... no importa. Lo siento, ¿sucede algo?

Contengo la risa que quiero soltar.

—Es lo mismo que me pregunto, ¿sucede algo?

Dorian se queda callado durante algunos segundos cuando mira a Elian.

—Bueno a Harriet se le da muy bien hacerme enojar —afirma con un tono de voz neutro.

—No, tú te enojas por cualquier estupidez —hablo haciendo que se moleste todavía más.

Adam se da cuenta de eso y frunce más el ceño.

—Gracias por esto —digo señalando el expediente—. Te lo devuelvo mañana.

Finge una sonrisa, asiente y comienzo a caminar alejándome de ahí. Sea como sea tengo que ver a Corban. La foto es impresionante, en persona debe ser muchísimo más. Sigo sorprendida por eso. Aunque algunas cosas comienzan a tomar sentido.

No paro de pensar en eso, viéndolo desde todas las perspectivas posibles y tiene mucho sentido, pero hay una sola cosa fuera de lugar.

No lo saben.

Pero es imposible que no se lo planteen. Camino por el pasillo absorta en mis pensamientos, dándole vueltas a lo que acabo de ver. Me detengo cuando escucho pasos detrás mío, me doy la vuelta y veo a Elian. Ahora si lo detallo, un traje azul con camisa blanca debajo. Escaneo su cuerpo deteniéndome en lo que verdaderamente me interesa. Tiene un bulto en la entrepierna, pero no la tiene parada, si lo estuviera, se miraría mucho más grande.

Hace lo mismo conmigo deteniéndose en el escote del vestido.

—Doctora Freeman —murmura pasándose la lengua por los labios.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora