CAPITULO 39

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CAPITULO 39

Harriet.

En cuanto las palabras abandonan mi boca Dorian suelta mi cabello de forma brusca haciendo que mi nuca golpee contra la pared. Se aleja asesinándome con los ojos, a pesar del golpe mantengo una sonrisa arrogante mientras su rostro se contrae por la rabia, me da gélidas miradas provocando que mi sonrisa se ensanche.

No estoy mintiendo, era obvio que Dorian reaccionaria así e intentaría hacerme algo, así que le envié la foto a cierta persona dándole instrucciones de que si me pasaba algo la subiera a internet.

—Fuiste un pendejo, papi. Aunque no te culpo, es decir, cualquiera quedaría así de pendejo ante mi presencia, en fin; ¿Cuándo me llevas a presenciar otro asesinato?

Aprieta los puños a sus costados a la vez que tensa la mandíbula.

—Jodete.

Suelto una risita.

—El que se va a joder eres tú, po...

No termino de hablar ya que un cojín se estrella contra mi cara borrándome la sonrisa, frunzo el ceño volviendo a mirarlo. Tiene otro cojín en la mano, alzado en el aire listo para lanzármelo y lo hace, esta vez no me golpea, reacciono y me aparto.

Toma otro lanzándomelo, lo esquivo.

—¿Qué mierda te pasa?

No responde y me avienta otro, tomo del suelo los que me a lanzado haciendo lo mismo. Lo tomo desprevenido y uno lo golpea en la entrepierna, suelta la que tenia en la mano llevandola al lugar golpeado. Se sienta en el sofá maldiciéndome con la voz ahogada.

Por pendejo. Recojo los cojines acomodándolos en el sillón. Me inclino un poco para ponerlos bien, estoy por incorporarme cuando siento un azote en el culo que me hace soltar un quejido. Ceñuda me giro hacia Dorian, sigue con una mano en la entrepierna y la otra en el aire dispuesto a volver a pegarme.

Paso mi mano por el culo masajeándolo, esta mierda duele. Le saco el dedo medio.

—¿Por qué mierda sigues aquí? —pregunto cruzándome de brazos.

—¿Será porque acabas de golpearme en la entrepierna?

—No me importa, vete a hacer lo que tengas que hacer antes de que vaya a ver a Corban a la hora de la comida.

Digo eso y vuelve con la gélida mirada.

—Enójate todo lo que quieras, no va a servirte de nada, de cualquier forma, voy a ver a Corban.

Ignorando el dolor se pone de pie con un salto acercándose, queda a solo unos centímetros de mí.

—Muérete perra.

Sonrío estirándome un poco para dejar un pequeño beso en sus labios.

—El que se va a morir es otro si sigues haciendo esos corajes —murmuro antes de alejarme.

Apenas doy dos pasos Dorian tira de mi cabello devolviéndome para encararme. Esta tan cerca que nuestras narices se tocan, fijo mis ojos en los suyos relamiéndome los labios, baja la vista a estos haciendo lo mismo que yo.

—Odio tenerte tantas ganas, odio que seas tan jodidamente caliente, odio que me hagas perder el control, odio que estés tan jodidamente buena y me la pongas dura con solo mirarte —se acerca más rozando nuestros labios—. Odio que en este momento quiera matarte y aun así no deje de tenerte ganas.

Su aliento se mezcla con el mío.

—Nunca vas a dejar de tenerme ganas, papi, por mucho que lo odies también te encanta —murmuro sacando la lengua recorriendo su labio superior, sus ojos se mantienen fijos en los míos.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora