Misterio atrayente.
Peligro mortal.
Belleza hipnotizante
Basta con verla una vez para que caigas en su encanto y no saldrás de él, a menos que mueras... o te mate.
Su juego empieza y solo se termina cuando ella lo quiera.
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CAPÍTULO 83
Harriet.
Estaciono el auto frente a la casa de Carl. Acabo de salir del psiquiátrico y ya es momento de volver a darles una visita a estos hijos de puta, me hace falta ver como sufren. Pasé por comida antes de venir, no pregunté si habían cocinado y no me interesa, no pienso comer lo que sea que hayan hecho.
Un guardaespaldas me abre la puerta del auto mientras me acomodo el cabello, bajo y les pido que tomen la comida. Traje suficiente para que todos coman. Me siguen hasta la entrada, donde toco el timbre, Saul abre y es difícil no sonreír por el estado en que se encuentra. Está completamente desecho. Justamente lo que quería.
—Buenas noches —saludo—. Vine a ver a Aline y traje la cena.
—Ah, si, pasa —se hace a un lado, entro y los guardaespaldas detrás de mi.
Saul les indica dónde pueden dejar la comida, la dejan en la barra de la cocina y salen, antes me dicen que estarán afuera para cualquier cosa que necesite. Escucho la puerta principal cerrarse dejándome a solas con Saul en la sala.
—¿Cómo está? —le pregunto, no quiero que salga, quiero que se quede unos minutos y gozar viendo como sufre—. Se que es una pregunta estúpida...
—No, está bien —me interrumpe, habla muy bajo—. Yo... no sé, aún no puedo creer que mi hijo haya... No puedo aceptarlo, una parte de mi espera que solo sea una pesadilla y que despertaré en algún momento... pero no es así ¿verdad?
Muevo la cabeza indicando que no. Aprieta los labios y cierra los ojos conteniendo el llanto.
—Es normal lo que siente, acaba de perder a su hijo. Es parte del duelo por el que está pasando y está bien, pero no debe reprimir lo que siente, debe dejarlo salir. Si quiere llorar, gritar o lo que sea, hágalo, lo hará sentir mejor.
Veo unas lágrimas deslizarse por sus mejillas mientras los labios le tiemblan, se ha mantenido fuerte desde la muerte de Norris por su esposa, pero en algún momento se derrumbará y espero estar aquí en el momento que eso pase.
—Mi esposa está destrozada porque Norris ya no está y tengo que ser fuerte por ella —susurra con la voz rota.
—Pero el duelo no es solo de su esposa, es de ambos. Los dos perdieron a su hijo, no solo ella. No tiene que ser fuerte por ella, solo acompañarse el uno al otro.
