CAPITULO 90

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No les digo que espero disfruten la lectura, porque van a sufrir, pero espero que no tanto.

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CAPÍTULO 90

Harriet.

Tomo el arma del estante verificando que esté cargada, le quito el seguro y la dejo donde estaba para solo tomarla en el momento que la necesite.

El mexicano fue por mi a la casa de Eydan, le pedí que me esperara en un punto donde nadie tuviera visibilidad, así lo hizo y me salí de la casa en la madrugada, luego de que se quedara dormido. Las palabras de esa carta se repiten en mi cabeza como un bucle que no tiene fin, una y otra vez, analizando cada palabra escrita.

No me quedó ninguna duda de quién era al leerla la primera vez, no había tenido la oportunidad de buscar hasta hoy que el mexicano dijo tener algo que hacer. Desde que fue por mi, ha estado actuando extraño, demasiado nervioso, balbuceante, sin bromas ni intentos de acercarse.

Hoy salió después de hacer una llamada, deduzco a quien. Así que comenzaré a buscar lo que quiero, recorro la bodega hurgando en cada cajón, estante, caja... en todo lo que puedo buscando algo que me indique donde está. Debe haber algo aquí. Tiro al suelo todo lo que no me sirve, me desespera y molesta no encontrarlo.

No hay ninguna mierda, dejo la bodega hecha un asco con todo regado por todos lados. Tiro todo lo de la maldita mesa y aviento todo lo que se puede romper contra la pared maldiciendo mil veces. Trozos de vidrio botan por todas direcciones dejando el piso lleno de ellos. Termino con la respiración agitada y peor que antes.

Si no lo encuentro, me lo va a decir.

Pateo el cesto de la basura exasperada, varias hojas de papel arrugadas ruedan por el suelo. Me agacho a recoger una, inmediatamente reconozco la letra, es la misma de la carta que recibí.

Cada una de ellas inicia con un «Hola, mi amor», después vienen palabras tachadas, como si le hubiese costado escribirla.

Hijo de puta.

Me siento a esperar su regreso, mirando fijo la puerta. Se que ya lo sabe, ahora lo que quiero saber es desde cuando.

Una hora exacta después escucho el ruido de la moto acercarse, permanezco en el mismo lugar. Abre la puerta y posterior la puerta de la bodega, que le da paso y lo deja a mi vista. Me pongo de pie tomando el arma, dejo que entre, se quite el casco y lo deje de lado.

Alzo el arma apuntando, presiono el gatillo soltando el tiro que le da en una pierna y lo hace caer al suelo llevándose las manos a la herida, grita por el dolor maldiciéndome.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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