CAPITULO 40

63.4K 3.8K 1.6K
                                    

Admiren la foto de papi Dorian.

CAPÍTULO 40

Harriet.

La sangre no deja de gotear de mi nariz, la tela blanca de la bata ahora esta roja en algunas partes, sigo sosteniéndola debajo de mi nariz, camino por los pasillos alumbrando con la linterna de mi celular, la apago cuando llega a los corredores donde ya hay luz.

Ignoro a los pendejos que se me quedan viendo con la boca abierta, algunos enfermeros se me acercan preguntándome si estoy bien, paso de largo sin responder. Evito tragarme la sangre que se me mete en la boca, si es mi propia sangre no tengo problemas.

Me detengo frente a Katie, la cual se observa horrorizada, intenta hablar, pero la callo.

—Lleva paños al baño por favor —le pido reanudando mi caminata.

Una vez en el baño lanzo la bata al lava manos y alzo la vista para verme en el espejo. La cantidad de sangre que ha brotado de mi nariz es bastante, tengo parte del cuello y pecho manchados, así como la boca y barbilla. Abro el grifo del agua, pongo mi mano debajo del chorro llevándomela a la cara, la tallo eliminando la sangre.

La puerta se abre dejando pasar a una agitada Katie, se acerca tendiéndome los paños blancos.

—Doctora ¿está bien? ¿Quiere que llame al doctor Denson o...?

—Estoy bien.

Humedezco el paño pasándolo por mi cuello y pecho, toma un color rojo limpiando el líquido carmesí. Katie se ha quedado pasmada observándome horrorizada, aun brota sangre de mi nariz. El puto vestido también se manchó, con coraje lanzo los trapos sucios a la papelera.

Estoy furiosa y mi furia aumenta con la puta presión entre mis piernas, estoy excitada y odio admitir que si quería que el pendejo me cogiera. Tallo con fuerza el paño contra mi piel, la cual se enrojece por la fricción, una vez que ya lo limpié tomo un paño seco colocándolo debajo de mi nariz. Agarro la bata lanzándola a la palera también. Hasta ahora me doy cuenta de las marcas que tengo en las muñecas por el amarre.

  —Doctora... ¿segura que está bien? Su nariz no deja de sangrar —tiene el ceño fruncido por le preocupación.

Asiento, el golpe ya comienza a dolerme. Ignorando la sangre saliendo de mi nariz me enjuago las manos antes de salir con el paño aun en mi nariz, quiero ver la cara de Dorian al ver la foto. Abro la puerta encontrándome con Adam, quien tiene la mano alzada. La preocupación en su rostro es clara.

—¿Estas bien?

Sus ojos escanean mi rostro.

—Si, estoy bien.

—¿Segura?

—Adam estoy bien.

Me molesta que pregunten las cosas tantas putas veces.        

—¿Quieres ir al hospital?

Hago un esfuerzo por no rodar los ojos.

—Estoy bien —repito sin ocultar la molestia en mi voz.

El asiente no muy convencido. Me giro hacia Katie.

—¿Puedes llevarme un analgésico? Por favor.

—Claro, doctora.

Adam se hace a un lado dejándonos salir a ambas. El sangrado comienza a disminuir, avanzo dirigiéndome a la sala de descanso, donde creo que estará Dorian, con Adam detrás. Y ahí está el pendejo, sentado en uno de los sofás, frente a él esta Daniel que también se ve preocupado. Cuando hace el ademan de hablar le digo que estoy bien antes de que lo pregunte.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora