CAPITULO 48

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CAPITULO 48

"Inculpar a Richard"

Harriet.

—¿Cómo carajo conectaste, le diste sentido a todo? ¿Cómo...? Es que, jamás en mi vida podría haberlo hecho.

Sonrío con superioridad. Si, si súbanme el ego más. Los cuatro hombres se mantienen incrédulos con lo que acabo de decir, bueno Dorian no. Mas bien, como no es novedad, esta excitado, un gran bulto entre sus piernas. Tiene una sonrisita ladeada pintada en el rostro, el brazo derecho recargado sobre él apoya brazos de los asientos. Lame sus labios sin dejar de observarme.

—Fue bastante fácil, todo en mi cabeza hizo Click y lo uní todo llegando a esto. Privilegios de mi inteligencia.

—Es... wow —murmura Adam sin salir de la sorpresa.

—Como todo lo que tiene que ver conmigo —suelto provocando que rían.

Son más de las nueve, Erlik ya estará dormido o por hacerlo. Así que esperare a mañana para hablar con él. Ahora tengo un tema que hablar con Dorian, aunque más que hablarle, es avisarle. Tras media hora, en la que seguí hablando con ellos, salgo de ahí yendo al comedor donde están las maquinas expendedoras. Me encuentro a Dorian viendo la maquina con el ceño ligeramente fruncido, gira la cabeza con el sonido que hacen mis tacones.

Me da un repaso rápido con la mirada antes de volverla a la máquina. Voy hasta el deteniéndome a unos cuantos pasos.

—¿Qué sacaras? ¿Nada? Bueno —no lo dejo responder y me meto en el espacio entre él y la máquina.

Marco el numero de lo que quiero y luego meto el dinero. Espero a que caiga, me agacho cuando lo hace y lo tomo, me incorporo y me aparto yendo a la otra maquina por algo de beber. Dorian me observa de reojo, pero no dice nada. Saco un jugo y me voy a su consultorio. No se si irá a el, pero si no lo llamo y listo.

Me siento en la silla del escritorio abriendo las papitas que saqué, ya las he probado antes y me gustan. Comienzo a comerlas observando con detenimiento el consultorio, la decoración y los colores; es muy monocromático. Abro los cajones del escritorio buscando la pomada que me puso en el culo, la encuentro debajo de un bonche de papeles. Dorian entra en el momento que estoy cerrando el cajón. Frunce el ceño.

—¿Qué quieres ahora?

—Se dice «¿A que debo el privilegio de tu presencia?».

Rueda los ojos dejando un empaque de no sé qué, sobre el escritorio, se quita la bata y yo me recargo en la silla metiéndome dos papitas a la boca.

—¿Un privado? —murmuro masticando.

Una sonrisita de medio lado aparece en su boca.

—Quisieras —responde rodeando el escritorio.

—La verdad si —admito.

No responde, pero su mirada me lo dice todo. Se para frente a mi cruzando los brazos sobre su pecho.

—¿Qué haces aquí?

—Comiendo —alzo el empaque mostrándoselo.

No responde y espera a que agregue algo más, pero en lugar de hacerlo me quito un tacón y elevo la pierna llevando mi pie a sus piernas. Mas específicamente al bulto que se le marca, solo con rozarlo hago que se endurezca más. Dorian baja la mano tomando mi tobillo para presionar la curva de mi pie contra él, sonrío llevándome otra papita a la boca, la chupo quitándole el sabor mirándolo a los ojos mientras restriego mi pie contra su polla. Según el empaque son sabor Ranch, están deliciosas.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora