CAPITULO 61

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Voten y comenten, gente, no sean lectores fantasma. 

CAPITULO 61

Harriet.

Miro a Mark quien duerme en la camilla, ha estado durmiendo por horas, yo acabo de llegar, lo sé por Aline. Tiene el ceño fruncido, está incomodo, duerme, pero no descansa, las pesadillas no lo dejan, según Regina toda la noche murmura cosas ininteligibles, se retuerce sin poder despertarse. Lleva dos días internado, sigue sin querer comer, diciendo que no tiene hambre, pero lo obligan a hacerlo.

Si no lo hace le pondrán una sonda. Espero que lo hagan, no es nada agradable tenerla y quiero que sufra hasta por la más minina cosa. Aline, Regina y Axel se fueron hace más de veinte minutos para ir a comprar algo de comer, dejé que se quedaran con el cambio de los cien dólares, no querían, pero les insistí. Es obvio que lo necesitan.

Y necesitarán más.

Mark no podrá trabajar por bastante tiempo, podrían ser semanas, meses. Nadie más trabaja aparte de él, bueno, Axel acompaña a su padre al trabajo los fines de semana, Regina a veces plancha o lava ropa para sacar un poco más, y tendrán que hacerlo, pero no conseguirán algo realmente bueno, no podrán con todos los gastos.

Luz, agua, alquiler, la universidad de Aline y Alex, comida...

Tienen meses atrasados de renta, la renta es de 2000 dólares mensuales. Es un precio muy económico considerando que la renta de una habitación ronda los 1000 dólares, su casa es de dos pisos, tres habitaciones más sala y cocina, es muy pequeña y está en pésimas condiciones, pero aun así sigue muy económica.

La universidad de Aline cuesta 3000 dólares, pero con la beca que tiene paga la mitad. La de Axel es más baja. El sueldo de Mark es de 5500 dólares mensuales, pero claro que siempre trabaja horas extras, lo que le da unos cien dólares semanales.

¿Qué harán si el único sustento de la familia no podrá trabajar? Ahí es donde entro yo, como la buena novia de Aline que soy me ofreceré a ayudarles económicamente. Es muy predecible que se irán a casa de Carl mientras pasa este mal momento, mal momento que claramente no se irá. Podré tener una excusa para ir a su casa y joder más a esos hijos de puta porque claro, como los inútiles que son, viven ahí, todos, excepto Mark.

Las desgracias caerán sobre la familia White. Pobres.

La respiración de Mark comienza a acelerarse de a poco, la frecuencia cardiaca aumenta y junto con ella los pitidos del monitor. Sus manos se cierran en puños apretando la sabana con la que está cubierto, suelta palabras murmuradas de las que solo entiendo perdón y lo siento. No quiero, pero debo despertarlo, los pitidos irán aumentando, algún enfermo o el doctor vendrá y sería raro que estando aquí y más siendo doctora no haya hecho nada.

Me acerco a él, estiro el brazo hacia su hombro tocándolo apenas con la yema de mis dedos. Lo muevo ligeramente llamándolo. No despierta.

—Mark —lo llamo muy alto, ahora sacudiéndolo con fuerza—. Mark.

Repito su nombre varias veces hasta que reacciona abriendo los ojos de golpe y tomando una respiración ahogada por la boca. Su mirada se queda fija en mí, su respiración esta fuera de control, el pecho sube y baja con una rapidez nada buena. Traga saliva por dos razones, nervios y para humedecer su garganta. No puedo apartar la vista de mí, veo que está aterrorizado, se incorpora un poco en la cama quedando semi sentado. Finjo preocupación.

—¿Está bien? —asiente levemente—. ¿Seguro? ¿Llamo al doctor?

—No, estoy bien —murmura muy bajo.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora