CAPITULO 49

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CAPITULO 49

Harriet.

Brayden sigue intentando excusarse de esos videos con oraciones sin sentido. Las lagrimas ya no las contiene, las deja salir, se deslizan por sus mejillas y caen en su camisa. Mis padres siguen pasmados mirándolo incrédulos, Julia esta a nada de llorar. El video sigue reproduciéndose en el celular en la mano de mamá, no lo mira, pero si escucha los gritos ininteligibles combinados con la música.

—¿Por qué, Brayden?

El pendejo se acerca a papá, arrodillándose a su lado y tirando de su brazo para llamar su atención y hacer que lo mire.

—Te lo puedo explicar, no... no es lo que cree...

—¿Qué no es lo que creo? Te estas drogando en esos videos, Brayden —gruñe haciendo énfasis en cada palabra.

Brayden traga saliva y cierra los ojos negando.

—Perdón, perdóname, papá —solloza bajando la cabeza—. No lo pensé, solo lo hice, pero ya no he vuelto a... a hacerlo. Fue estúpido, lo sé, enserio me arrepiento y no pienso volver a hacerlo.

Apenas se le entiende lo que dice por los sollozos que no deja de soltar. Papá se queda callado, desvía la vista pellizcándose el puente de la nariz, Brayden abre los ojos y su rostro se contrae en una mueca de tristeza.

Que satisfactorio es esto. Me encanta.

Se cubre los ojos con una mano llorando desconsoladamente, soltando fuertes y seguidos sollozos. Mamá reacciona al oírlo, deja el celular sobre la mesa y se pone de pie caminando hacia él. Se arrodilla a su lado, le quita la mano del rostro y lo atrae hacia ella, abrazándolo.

Ay no, esta ya se puso muy sentimental. Me giro hacia Aline, quien tiene la cabeza gacha visiblemente tensa e incómoda, voy con ella tocándole el hombro. Alza la cabeza, le hago una seña indicándole que ya nos vamos, cuando me doy la vuelta papá me esta mirando, no dice nada, solo suspira volviéndose hacia Brayden.

Tomo a Aline de la mano y nos vamos sin hacer ruido. Una vez en el auto Aline suspira y me mira.

—¿Va a estar bien?

Me contengo de rodar los ojos. Le paso un mechón de cabello detrás de la oreja y le acaricio la mejilla.

—No te preocupes por él, estará bien.

Asiente sonriendo ligeramente. Es mentira, solo fue el primero paso. Sonrió también y me acomodo en el asiento abrochándome el cinturón. Vamos el silencio durante el camino, Aline mira por la ventana absorta en sus pensamientos, mi mano esta sobre su muslo, apretándolo.

Se me ocurre una idea. Me desvió del camino a mi departamento, por calles en las que apenas se ve un auto pasar, miro a mi alrededor y sonrío internamente al ver un callejón. Giro a la derecha metiéndome en el.

—¿Qué haces? —pregunta confundida.

No respondo, estaciono el auto como a mitad del callejón dejándonos en penumbra. Me giro hacia ella, me observa con el ceño fruncido y algo nerviosa. Lamo mis labios antes de hablar.

—Quítate las bragas.

—¿Qué?

—Lo que oíste.

—Pero ¿aquí? —susurra mirando a su alrededor con nerviosismo.

—Si, aquí.

Con cierta duda y mucha lentitud adentra las manos en su vestido, cuidando de no levantarlo mucho, alza el trasero deslizando las bragas por sus muslos hasta sacárselas por los pies y dármelas. Sonrió tomándolas, con la tenue luz alcanzo a ver lo rojas que están sus mejillas.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora