Harriet

CAPITULO 59

(Aquí Harriet tiene quince años. Aún no sucede lo del abuso). 

CAPITULO 59

¨Fingir¨

Harriet.

Cinco años atrás.

Observo y escucho con atención a la profesora. Esta explicándonos el siguiente proyecto que tenemos que hacer, es uno muy tedioso, difícil, complicado, largo e, para mi calma, individual. No me gustan los trabajos en equipo. Yo ya lo tengo hecho, lo hice hace varios días. Al inicio de la carrera pedí todos los temarios de todos los semestres para investigar por mi cuenta y adelantar todas las actividades, no por que quiera graduarme antes, no porque quiera sobresalir... si lo quiero, claro que sí, soy mejor que todos... Sacudo la cabeza alejando esos pensamientos, no debo de pensar así. Adelanto las actividades porque me gusta mantenerme ocupada para no tener esos pensamientos como el de ahorita y otros que... alguien normal no tendría.

Respiro volviendo a poner mi atención en la profesora. Esta carrera estoy estudiándola online, desde mi casa. Paseo la vista por la pantalla de mi laptop, observo a mis compañeros, la mayoría pasan de los veinte, soy la única menor de edad, la única con quince años. Soy consciente de que tienen su vista fija en mi... me gustan las miradas, me gusta la forma en que me miran... Soy consiente de lo atractiva que soy, siempre me lo dicen y me gusta mi físico, pero a veces, viniendo de ciertas personas, me da asco, no mi cuerpo, sino la manera en la que me lo dicen y las miradas.

Me gustaría estudiar siempre en línea, sin tener que salir de casa, de mi habitación. Quedarme aquí y no tener que ver a nadie ni hablar con nadie y así no tener que lidiar con esos pensamientos. Por la mañana estudio una carrera distinta a esta, a esa sí asisto de manera presencial, voy a la universidad y tengo lidiar con todo lo que no quiero. Estar rodeada de gente hace que los pensamientos salgan a flote, que me sea muy difícil evitarlos... La profesora continúa hablando, dando la rúbrica para los trabajos, algo que hace en todas las clases y algo que ya se me de memoria. Llevo tres horas sentada frente al escritorio, escuchando a la profesora hablar sin parar, no se calla ni un momento. Me tiene harta, todo lo que esta diciendo ya lo sé, sin embargo, aun así, le presto atención.

Diez minutos después la clase acaba por fin, no sin antes volver a recalcarnos que quiere el proyecto bien hecho. Me gusta tanto como me disgusta el que se haya terminado, me gusta porque ya no tengo que aguantarla, pero me disgusta porque si no estoy haciendo nada o poniendo mi atención en algo los pensamientos hacen aparición.

Hago a un lado la laptop y tomo el temario de este semestre para hacer algún otro trabajo. Claro que a veces, casi siempre, me harto, pero debo hacerlo. No debo ser como soy realmente, hay algo en mi que tiene horribles pensamientos, oscuros. Se imagina cosas que no debería, cosas que alguien normal no pensaría, a alguien normal le asquearían y asustaría tenerlos, pero a mi... me gustan y no tendría que ser así. Se lo que soy, se porque soy así, no hay nada permanente que pueda hacer para dejar de serlo, soy así y así seré toda mi vida, pero si puedo mantenerme ocupada todo el día para no pensar en eso y para no hacerle daño a nadie.

No solo me obligo a actuar como alguien normal sino también a pensar como tal. Me obligo a tener buenos pensamientos cuando veo a cualquier persona, cuando me hablan... Sacudo la cabeza, no voy a pensar más en eso. Devuelvo mi atención al temario.

Dos toques en la puerta vuelven a distraerme.

—¿Puede pasar? —pregunta papá desde fuera.

No.

—Si, pasa —de mi boca sale lo contrario a lo que mi mente responde automáticamente.

Papá entra en mi habitación, mirándome con esa misma calidez y amor de siempre... pensamientos ridículos, pero son los que tengo que tener. No los otros, donde no lo soporto y quiero mandarlo a la mierda... Finjo una sonrisa al verlo, aparentando que me alegra verlo. Sonríe también. Se acerca hasta donde estoy, inclinándose sobre mi para besar mi frente.