CAPITULO 32

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CAPITULO 32

Harriet.

Llevamos varios minutos recorriendo los pasillos en busca de Erlik. El enfermero llama a su compañero, pero no recibe ninguna respuesta. Adam se ve inquieto y nervioso. Mis tacones resuenan por el estrecho lugar en el que camino. Cada uno se fue por un camino distinto. Acordamos llamarnos si alguno los encontraba.

El pasillo por el que voy yo está en un atrayente silencio y oscuridad. Puedo oír mi propia respiración, seria divertido asustar a alguien aquí. Llevo encendida la linterna de mi celular para poder ver. Abro cada puerta del lugar asomando la cabeza para ver si están ahí, las habitaciones están vacías.

Continuo mi camino dando la vuelta en un corredor mucho más silencioso y oscuro que el anterior. Intercalo mi vista mirando al suelo y al frente para no tropezar con algo, frunzo el ceño cuando veo algunas gotas de algo rojo, son cuatro. Me agacho para ver más de cerca; es sangre.

Al instante me pongo de pie alejándome, examino el piso en busca de más sangre, encuentro otras gotas al final del pasillo, abro la última puerta encontrándome con una habitación en negrura que es opacada por la luz de mi celular. Dentro diviso a Erlik en la esquina de la habitación pegado a la pared, está sentado en el suelo con las piernas flexionadas contra su pecho, su cabeza entre ellas y rodeándolas con sus brazos abrazándose a mí mismo.

Con pasos lentos y cautelosos me acerco un poco estando lista para cualquier reacción agresiva de su parte. Bajo la intensidad de la luz de la linterna.

—Erlik —lo llamo en un tono bajo y tranquilo.

Levanta la cabeza y trago saliva al ver que es el quien está sangrando. La sangre gotea de su nariz y su labio lentamente, se le ha corrido por el cuello manchando la bata azul que lleva puesta. Tiene las mejillas empapadas por las lágrimas, en sus ojos reparo lo aterrorizado que esta.

Me pongo de cuclillas frente a él, a una distancia prudente para poder alejarme si hay alguna reacción agresiva.

—Erlik tienes que volver a tu habitación.

Niega.

—¿Tienes miedo? —pregunto estirando mi brazo para tocarlo.

Asiente.

—En tu habitación estarás a salvo, déjame llevarte. Ya lo hice una vez ¿lo recuerdas? —vuelve a asentir—. Entonces ¿vamos?

Baja la vista cuando mi mano toca la suya, hago más directo el contacto poniéndola sobre la de él. Reparo como tiene rastros de sangre en las uñas, deduzco que por el rasguño al enfermero. Solo la mira debatiéndose entre si aceptar o no. No insisto, dándole tiempo para pensar. Tras varios segundos alza la vista, sus llamativos ojos azules se fijan en los míos y asiente una vez más.

Me pongo de pie sin soltar su mano atrayéndolo conmigo. Temeroso se aferra a mi bata con su mano libre. La manchará de sangre. Cuando ponemos un pie fuera de la habitación entrelaza su mano con la mía. Caminamos por el oscuro pasillo con la linterna de mi celular alumbrándolo.

Recuerdo exactamente los pasillos para regresar, recorremos tres antes de llegar a uno donde ya hay luz. Al momento que las personas comienzan a aparecer Erlik se esconde detrás de mí, al final de este diviso a Adam, Alex y Daniel, quienes vienen hacia nosotros cuando se percatan de nuestra presencia.

En el momento que están frente a nosotros Erlik tira de mi para que retrocedamos. Aprieta mi mano en busca de seguridad. Los tres hombres me examinan y después a él.

—Tranquilo —le susurro—. Erlik todo está bien, no te harán nada.

—No, no, no... —empieza a repetir.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora