CAPITULO 34

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CAPITULO 34

Harriet.

Detengo el auto frente a la puerta del estacionamiento esperando a que el guardia la abra. Una vez que lo hace lo estaciono en el mismo lugar que ayer, tomo mi bolso y bajo. Dentro la sala de espera esta vacía, ni siquiera Katie esta. Eso es raro, camino hacia la sala de descanso.

Esta también esta vacía, la bata de Adam esta colgando del respaldo de la silla. Lo mas probable es que este en los dormitorios, si estuviera con algún paciente tuviera la bata puesta. Voy a mi consultorio para dejar mi bolso ahí, una vez que lo hago salgo dirigiéndome a la habitación de Erlik.

Cuando paso por la sala de espera veo a Katie entrar al psiquiátrico, viene con el cabello alborotado, la respiración agitada y la cara roja. Se avergüenza por la forma tan desaliñada en la que esta cuando me ve.

Intenta peinarse el cabello con los dedos fallando, trae algo blanco entre las manos.

—Buen día, doctora —saluda pasando por mi lado.

Se mete tras la recepción.

—Buen día, ¿Dónde está Adam?

—El doctor Denson está en los dormitorios, me pidió que le diera esto.

Me tiende la cosa blanca y me doy cuenta de que es una bata nueva. Tiene el Dra. Harriet Freeman bordado en ella. La desdoblo y me la coloco, Katie esta embobada mirándome, sus ojos pasan de mi rostro a mi escote. Entre abre los labios para después atrapar el inferior entre sus dientes.

A propósito, me inclino hacia enfrente, me recargo en el mostrador haciendo resaltar mis senos aún más y dándole una muy buena vista. Por mi parte hago lo mismo que ella, no lleva el uniforme que demanda el hospital, lleva una blusa de tiras y un jean ajustado. La blusa deja parte de sus senos a la vista.

De forma disimulada los observo, son de un muy buen tamaño. La quiero debajo de mi gimiendo. Subo la vista a sus ojos, sigue mirándome hipnotizada, la puerta principal se abre, a los segundos siento una mano en mi cintura y no necesito girarme para saber de quien se trata.

Su varonil fragancia llega a mi nariz cuando se posiciona a mi lado.

—Buenos días —su ronca voz matutina saca de su ensimismamiento a Katie.

Al momento se le enrojece la cara y parte del cuello. Baja la cabeza fingiendo buscar algo entre el montón de papeles que tiene.

—Buenos días, doctor —murmura Katie.

Dorian da un paso hacia enfrente acercando su rostro al mío para darme un beso en la mejilla y vuelve a donde estaba.

—Katie —la llama.

—Mande —responde sin mirarlo.

—¿Te encuentras bien?

Mueve la cabeza indicando que sí.

—Iré a cambiarme —avisa.

Dorian la detiene tomándola del brazo con delicadeza cuando pasa por nuestro lado. Esta vez Katie si lo mira.

—¿Segura que estas bien? Tienes la cara muy roja —delatándose su vista pasa por mí un segundo y se pone más roja.

Traga saliva y asiente levemente.

—Puedes decirme si te sientes mal o necesitas algo.

Katie titubea nerviosa y avergonzada.

—Gracias —consigue formular.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora