Misterio atrayente.
Peligro mortal.
Belleza hipnotizante
Basta con verla una vez para que caigas en su encanto y no saldrás de él, a menos que mueras... o te mate.
Su juego empieza y solo se termina cuando ella lo quiera.
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Portada r...
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¿Que les parece? Yo la amé demasiado. Me encanta como representa a la historia. Harriet como la reina y todos los demás una pieza en su juego.
Fue hecho por: b.ecrux en Instagram. Hace portadas preciosas.
Ahora si, a leer. Pero no se enojen ni me insulten, son cositas que pasan.
CAPITULO 79
Narrador omnisciente.
3 años después.
—Entonces, ¿Cómo te fue hoy en el trabajo, hija? —pregunta él.
—Basta, papá, deja de hacer eso —responde ella.
Él frunce el ceño mirándola.
—¿Dejar de hacer que?
—Debe dejar de fingir que su hija sigue viva —le dice el psiquiatra sentado frente a él, quien observa como el hombre le habla a la nada como si fuera su hija.
Él padre niega riéndose diciendo una y otra vez que su hija está viva.
Hoy se conmemoran tres años del brutal asesinato a Harriet Freeman Miller en una carrera de motos ilegal. Desde ese día, su padre, Jose Freeman, quien era uno de los diez hombres más influyentes a nivel mundial, a perdido la cordura y cree poder ver y hablar con su hija...
Bromita JAJAJAJAJAJA
No se crean, eso no pasó... aún xd.
Los amo, perdón, ahora si ya pueden ir a leer el capitulo real jaja.
CAPITULO 79
Harriet.
El pitido insistente de lo que creo que es un celular se instala en mi cabeza provocando un dolor que me hace abrir los ojos, tengo la vista borrosa y no distingo bien lo que está a mi alrededor. Trato de tallar mis ojos, pero el dolor en los brazos al moverlos me hace desistir, la voz del mexicano llega a mis oídos.
—Ya lo sé, no tenía que salir así. ¿Ahora que le voy a decir? No me creerá cualquier estupidez que le invente, es demasiado inteligente, además me pongo nervioso al mentirle, no puedo hacerlo, menos mirándola a los ojos.
Aunque esté desorientada, no me pasa por alto lo que dice, sin embargo, lo que me interesa es saber donde estoy porque se lo que pasó, lo recuerdo muy bien. Todo con detalle hasta el momento en que me desmayé.
—Despertó, te llamo después —el tono cambia, ahora suena aliviado.
Cierro los ojos y los abro en un intento por aclararme la vista. Funciona, ya distingo el rostro del mexicano que se sienta a mi lado con una sonrisa pintada en el rostro.
