Prologo

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Gritos...

Golpes...

Sangre...

Oscuridad...

Todo el cuerpo le duele, no puede moverse. Alguien le sostiene las manos por encima de la cabeza, alguien le inmoviliza las piernas sosteniendo sus tobillos.

Todo es confuso, no sabe dónde está, porque está ahí y quienes son las personas que le tienen ahí.

Desconcierto...

Tiene los ojos cubiertos por un trapo.

Desespero...

Forcejea con las pocas fuerzas que tiene intentando liberarse. Apenas logra moverse. Grita sin parar, gritos desgarradores que le lastiman la garganta.

Cada grito es un golpe proporcionado por aquellas personas que le tienen ahí.

Cada golpe le aturde más y se sume más en esa oscuridad a la que no quiere caer.

Un último golpe directo al rostro le deja inconsciente.

Horas después despierta, ya no le inmovilizan. Lo primero que hace es quitarse la venda de los ojos, con confusión y miedo observa a su alrededor. Todo está en total oscuridad, una tenue luz se cuela por una diminuta ventana, es de noche.

La poca luz que le proporciona la luna es suficiente para notar que hay nadie más dentro de aquel lugar. Escucha una voz y risas provenir de afuera. Desesperadamente piensa en cómo puede salir de aquel lugar sin que esas personas se den cuenta.

Piensa, piensa y piensa sin dejar de mirar a su alrededor en busca de algo que le sea útil.

Con el rabillo del ojo ve algo brillar. Rápidamente se arrastra hasta donde esto eso que brilla, ignorando el insoportable dolor que le recorre cada parte del cuerpo con cada movimiento. Apunto de tomarle, se detiene y con terror se hecha hacia atrás.

Una navaja.

Es su única esperanza para salir, pero también la peor.

Sabe lo que pasará que si toma esa navaja y no habrá vuelta atrás.

La oscuridad le supera por mucho, la barrera que durante tantos años había construido y mantenido oculta se está derrumbando.

La maldad en su interior tira pieza por pieza la barrera, está saliendo y no puede controlarlo. El terror que siente le abruma, no sabe qué hacer, no respira, no se mueve.

La bestia que había mantenido oculta rasga en su interior loca por salir, el corazón le late tan rápido que parece que va a salírsele del pecho. La bestia ruge, luchando por salir. Respira profundamente y cierra los ojos.

La oscuridad y maldad le envuelven por completo.

Lo dejó salir.

La bestia salió.

La bestia esta hambrienta y sedienta.

La bestia es un monstruo.

Un malvado y perverso monstruo.

La bestia es un monstruo malvado y perverso que esta hambriento y sediento.

Se liberó y liberó a la oscuridad.

Abre los ojos, el miedo se ha ido.

Ignora el dolor y se estira alcanzando la navaja.

La toma entre sus manos detallándola detenidamente con la poca luz que entra por la ventana.

Una perversa y macabra sonrisa se forma en sus labios.

Pasa su dedo por la punta, esta con apenas un roce corta su dedo. Ensancha la sonrisa.

Se pone alerta cuando escucha pasos acercarse, se va a la esquina de una pared llevándose la navaja al pecho como si de un maravilloso regalo se tratara.

Flexiona las piernas, recarga la cabeza en estas. La puerta se abre, finge estar sollozando.

Un fuerte tirón en su cabello le obliga a levantar la cabeza.

Aquella persona mira directamente sus ojos. Observa a esa persona unos segundos, después a su alrededor, nadie más ha entrado.

La macabra sonrisa vuelve a sus labios, con un ágil movimiento hace un corte recto y limpio en la garganta de la persona. Esta abre los ojos en exageración llevándose las manos a cuello intentando detener la sangre que emana de la herida sin control.

La sangre baña su cuerpo por completo. La bestia ruge encantada por la escena y es que es simplemente magnifica.

Observa atentamente a aquella persona desangrarse, un intenso placer y adrenalina que no había sentido antes recorre cada célula de su cuerpo. En pocos segundos la persona cae al suelo, blanca como el papel y una expresión de total horror en el rostro.

Se acerca al cuerpo, mira sus manos completamente cubiertas por la sangre y sin poder evitarlo se lleva un dedo a la boca chupándolo. Un intenso saber metálico le inunda la boca, encantada por aquel sabor chupa cada uno de sus dedos desesperadamente.

La bestia exige.

La bestia pide.

Hace lo que la bestia quiere.

Se arrodilla al lado del cuerpo. La posición de su cabeza le da acceso al cuello. Se inclina sobre él, saca la lengua y la pasa por la herida, la sangre aun emana de esta. Se pierde tanto en la morbosidad y perversión de la sangre que apenas se da cuenta cuando un auto se acerca.

Rápidamente se pone de pie, toma la navaja que había dejado en el suelo y sale corriendo de aquel lugar. El dolor que le recorre el cuerpo ya no le intimida, todo lo contrario, es un impulso para la bestia.

Solo hay árboles, nada más. Se esconde detrás de uno, lo suficientemente lejos para que las personas que bajan del auto no se den cuenta de que está ahí.

Las personas entran a aquel lugar, que es una pequeña casa. Aterradas por aquella escalofriante escena salen del lugar, ¨lo mató¨ repiten una y otra vez. Comienzan a gritar y maldecir a la persona que se esconde detrás de los árboles.

Se queda solo lo suficiente para grabarse el rostro de las personas, cuando lo hace comienza alejarse.

No sabe dónde está, solo camina, camina y camina. No hay nada más que los árboles, no hay ninguna casa más ni ninguna persona más. Solo ella y la oscuridad.

Llega a un lago, se arrodilla en la orilla de este. Mira su reflejo en el agua, sonríe con alivio. Ahora será lo que siempre ha sido.

La bestia no existe.

La bestia nunca existió.

Siempre fue ella intentando ocultar lo que realmente es.

********************
Empezamos fuerte jejeje.

Gracias por esta acá, espero que disfrutes la historia.

Si por alguna razón de saltaste las advertencias, te recomiendo que las leas.

Voten y comenten si les gusta.

El primer capítulo ya está publicado.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora