CAPITULO 24

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CAPÍTULO 24

Harriet.

Tras veinte minutos de camino llegamos a mi departamento. Aline juguetea con sus manos nerviosa, no habla y tampoco me mira. Dentro de mi departamento, levanta la cabeza, sorprendida pasea su vista por este. Es enorme, elegante y lujoso.

Tiene pocos muebles, aun no esta decorado. Las cosas que hay, en su mayoría son negras. Sin querer perder tiempo me acerco, me poso frente a ella y tomo su barbilla para que me mire. Esta muy nerviosa. Aun tiene las mejillas rojas, atrapa su labio inferior entre sus dientes.

-Vamos, pequeña -murmuro y asiente.

La tomo del brazo guiándola. Subimos las enormes y elegantes escaleras, abro la puerta de una habitación que no es la mía y nos adentramos en esta. La habitación es enorme, las paredes son grises. Le indico que se siente en la enorme cama. Obedece.

Evitando mirarme observa el espacio. Su habitación no es ni la mitad de grande que esta. Me paro frente a ella, con delicadeza tomo su barbilla haciendo que e mire.

-Solo lo preguntaré una vez Aline, ¿quieres hacerlo? -pregunto, no me gusta empezar algo y no terminarlo.

Traga saliva, abre la boca varias veces sin emitir ninguna palabra.

-Si -susurra varios segundos después.

Asiento. Voy a disfrutar esto demasiado. Le ordeno que se ponga de pie, obedece y luego que me mire. Tomando una profunda lo hace. Soy más alta que ella, los tacones me dan más altura por lo que tiene que alzar la cabeza. Subo mi mano a su cuello tocándolo con mi pulgar, recorro su clavícula y unas intensas ganas de acabar con ella me invaden.

Sería tan fácil hacerlo, es tan ingenua que sin conocer nada sobre mi confía plenamente en mí. Grave error, linda. La tengo a mi merced, la domino, la hipnotizo. Cualquier cosa que le pida en este momento la aceptará. Me encanta poder manipularla a mi antojo y que la estúpida no se de cuenta.

Ahora soy yo la que toma una profunda respiración. Ya casi, Harriet. Ya falta menos, lo principal ya está hecho. El cree que no lo recuerdo y eso es justo lo que quería. Faltan los demás, será sencillo. Después de eso podre acabar con ella.

Meneo la cabeza alejando esos pensamientos. Subo mi mano a sus labios, pasando el pulgar por este, cierra los ojos y entreabre los labios con el gesto.

-Abre los ojos, Aline -lo hace.

Tiene las pupilas ligeramente dilatadas.

Acerco mi boca a la suya, no puedo negar que me atrae. Me atrae su inocencia y todas las cosas que puedo hacerle.

-Me encanta tu inocencia pequeña -susurro sobre sus labios-. Eso es fuego para alguien como yo, pero no me quemaré.

Hipnotizada por mi solo asiente. Hasta ahora no se cual fuego es más peligroso. Si con el que juega ella o con el que juego yo. Lo único que tengo claro es que yo no seré quien se queme.

-Date la vuelta.

Sin dudarlo ni un segundo lo hace. Bajo el cierre de su vestido rozando mis dedos con su espalda, veo su piel erizarse a la vez que la respiración se le acelera. Deslizo las tiras del vestido por sus hombros, este cae al suelo formando un circulo alrededor de sus pies.

Desabrocho su sostén, bajo las tiras de este por sus hombros y cae al suelo. Al instante Aline lleva sus manos al pecho cubriendo sus senos.

-No -murmuro acercando mi boca a su oído-. No te cubras.

Tomo sus manos para retirarlas, no se resiste y las deja caer a cada lado de su cuerpo. Se sobresalta un poco cuando mis manos cubren sus senos, son lo suficientemente grandes como para llenarlas. Lentamente comienzo a hacer movimientos circulares alrededor de su pezón haciéndola jadear.

HarrietDonde viven las historias. Descúbrelo ahora