Salvaje [Katsudeku] (Omegaverse)

T2C6

Omnisciente
[Aún en el pasado de Katsuki, aquí tiene 18 años]

La puerta del calabozo se abrió haciendo rechinar la puerta metálica, con esto Katsuki sonrió haciendo puño sus manos.

Había sido castigado por haber hecho todo un drama y rechazar a aquellos omegas que sus padres les ofrecían como pareja.

Los mayores ya estaban un poco hartos, su hijo después de tantos castigos no parecía querer obedecer.

Al contrario, cada vez se mostraba más arisco e ignoraba más a sus padres.

— El rey le llama — dijo uno de esos guardias.

Katsuki odiaba a todos los guardias, eran abusivos y violentos con él, tenían el permiso de los reyes para tratarlo casi como basura.

Vaya, estos incluso podrían llegar a golpearlo y Katsuki tenía que aguantar.

Masaru y Mitsuki no tenían piedad con Katsuki, querían hacerlo fuerte aunque sea de esa manera — es hora de entrenar —

Katsuki apenas se estaba recuperando de las heridas que tenía en el cuerpo, ya que no solo lo mandaban a encerrar cuando se comportaba mal o era grosero, sino que era castigado con golpes.

Así que si, no había forma de que Katsuki se libre del abuso y dolor.

Siendo tan joven su cuerpo ya estaba lleno de cicatrices y su actitud era completamente vil, tan lleno de coraje y odio.

Era imposible culparlo, después de todo lo que pasó era imposible permanecer intacto.

Pero sus padres si lo culpaban.

De nuevo el joven se encontraba en esa área de batalla, esa que ya era como su hogar, desde niño entrenando ahí.

Obviamente ya no era el mismo niño débil y llorón de antes, sacarle lágrimas era como intentar hacer que una estatua hable.

Katsuki miró a sus padres con esa mirada fría, ni siquiera les iba a dirigir la palabra, cerró sus puños y se preparó mentalmente.

Sabe lo que viene.

Ya podía ver a esos guardias listos para comenzar la batalla, eran varios contra él y no estaba armado.

Era casi como una regla ponerlo en total desventaja, sus padres creían que así Katsuki sin importar cuál sea la situación podría ganar toda batalla.

En parte era cierto, Katsuki aprendió a luchar sin armas y ganaba, aparte, los reyes sabían bien que si le daban un arma a Katsuki terminaría matando a más de uno.

Si solo con sus puños dejaba a sus contrincantes moribundos, por eso mismo lo hacían luchar contra varios a la vez.

Aún así más de una vez tuvieron que detener la batalla para que su hijo no mate a nadie.

Era como una bestia fuera de control.

Y con la señal de los reyes que observaban todo, la batalla comenzó, sin siquiera esperar a ir por turnos, fueron contra Katsuki.

El principe gruñó llenando su cuerpo de fuerza y coraje puro, esos eran los momentos en que desquitaba todo el enojo que había en él.

Ya que si lo hacía fuera de entrenamiento sufría horribles castigos.

Sin dudarlo ni un poco, comenzó a luchar quitándose a unos de encima y dando golpes duros, directos y bastante fuertes.

Tanto que con uno solo dejaba fuera a sus contrincantes y muchas veces hasta se podía escuchar como rompía los huesos de estos.
Ni siquiera pensaba en querer ganar o algo así, simplemente estaba en trance, dando golpes y desquitando odio.