EXTRA IV

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Omnisciente

Izuku olvidó la pequeña tristeza que sentía por haber sido rechazado por Iku, aún le quedaban los gemelos, así que sin pensar más, comenzó a buscarlos.

Por ahora no se preocupaba por Iku, Katsuki lo cuidaría.
Bueno, tal vez si se preocupe un poco.

Justo cuando pasaba caminando por el gran jardín, vió a los niños correr fuera de un arbusto.

— ¡Niños! — ambos se detuvieron y guardaron silencio.
Izuku sabe lo que eso significa, alguna travesura habrán hecho.

No son mal portados, pero vaya que aman hacer travesuras y en especial sacar de sus casillas al alfa mayor — ¿Han visto la espada de papá? —

Negaron rápidamente, claro que ellos la habían tomado.

Con ayuda de sogas y demás lograron arrastrarla hasta esconderla, ni siquiera los dos juntando fuerzas podrían levantar esa pesada arma.

— ¿Papá dijo algo? — preguntó uno de ellos con los ojos bien abiertos, si habían sido descubiertos sería mejor buscar donde esconderse.

— ¡No! — mintió, no quería poner nerviosos a sus pequeños — ¡Si me ayudan a encontrarla podemos jugar con ella! — esta vez se les uniría en la travesura.

— ¿Si? — preguntó Kai confundido, por lo regular Izuku no juega de forma ruda.

— Es una trampa — susurró Kaito algo desconfiado.
Tal vez los quiere delatar con Katsuki.

Izuku solo los miraba con una sonrisa, sus gemelos eran tan tiernos.
Los rubios se susurraban cosas entre sí, preguntándose si confiar en el peliverde que esperaba una respuesta.

— ¡Está bien, pero nosotros no la escondimos eh! — Izuku asintió riendo despacio.

— ¡Por aquí! — comenzaron a correr de regreso a los arbustos e Izuku les siguió adentrándose en el bosque.

Vaya que tenían buenos escondites.
Y no lo decían, pero también robaban comida y la escondían como un par de mapaches, bueno, no solo comida.

Cualquier cosa que les parezca interesante o curiosa la robaban, ni parecían príncipes.

— ¡Aquí! — levantaron hojas y palos dejando en descubierto la espada — ¡No sabemos cómo llegó aquí! — fingían inocencia.

— Si, que raro — el omega sonrió enternecido.
No importa cuánta tontada sus hijos hagan, siempre serán sus bebés.

— ¡No veas más! — Kaito se puso con los brazos abiertos intentando cubrir la vista de Izuku.

No querían que vieran su resto de "pertenencias" robadas.

Ahora Izuku entendía porque las cosas se perdían tan seguido — ¡Podemos jugar a las luchas! —

— ¿Con la espada? Eso es peligroso — muy tarde, los niños ya se miraban el uno al otro retandose.

— El que la levante gana — Izuku sonrió, sabía que no podrían — primero yo — Kai se hizo el fuerte.

Salvaje [Katsudeku] (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora