4.- ¿Dónde?

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Omnisciente

— ¿Qué habrá sucedido allá? — hablaba cierto pelirrojo escamoso mientras se vestía rápidamente.

— Cállate... No me puedo concentrar... — entrecerraba los ojos intentando agudizar su oído y olfato.

El par de hombres estaba por el bosque, ambos curiosos y con dudas.

— Necesito otras botas... — el de dientes filosos iba a lo suyo como siempre.

— ¡Cállate, pelos de mierda! — al que se dirigía no era un chico normal, ni siquiera entraba en las categorías de la sociedad como alfa, beta u omega.
Era mitad humano, mitad dragón.
Esto era notorio por las duras escamas rojizas en algunas zonas de su piel.

Con la fantástica habilidad de transformarse en una de estas feroces bestias; en su forma humana, no pareciera tan feroz, al contrario, era un chico inocenton, bueno, risueño y algo tonto.

Esa era la razón del porque estaba desnudo en un principio, cada que se transformaría en dragón tenía que desnudarse para no destrozar la ropa y cuando volvía a su forma humana, tenía que vestirse de nuevo.

Este era Kirishima Eijirou, amigo y "mascota" de Katsuki Bakugo.

Por el otro lado, estaba ese rubio alfa, Katsuki.
Fuerte, tosco a más no poder, violento, gruñón, salvaje y poco inteligente en general — Tú ve por allá — le ordenó al pelirrojo que con una sonrisa siguió la orden.

Bakugo comenzó a caminar por el bosque con la nariz en alto, intentando identificar de dónde venía ese olor que no parecía común en un bosque.

¿Como llegaron ahí? Katsuki sobrevolaba en el dragón por la lejanía, por azar notaron la grande columna de humo que había por el aire en uno de los reinos, curiosos por esto decidieron arribar; más no lo hicieron cerca, no debían acercarse a territorios que no les pertenecen, pero al llegar al bosque notaron un peculiar aroma.

Al caminar por unos pocos minutos, encontró de dónde venía tal aroma; un chico estaba tirado en la tierra al lado de unos arbustos — ¿Eh? — lo movió con el pie casi pateando al cuerpo de este que parecía no reaccionar estando inconsciente.

— ¡Encontré algo! — llegó Kirishima corriendo hacia Katsuki — ¡Mira, ¡¿puedo quedarmelo?! — en sus brazos traía a un chico delgado igualmente en un aparente sueño — ¡Di que sí! — agitó al chico de un lado a otro como si fuera algún muñeco de trapo.

— ¿De qué hablas idiota? — la sonrisa de Kirishima se hizo más grande.

— ¡¿Hay otro?! — miró al otro chico que estaba a los pies de Katsuki — ¡¿También me lo puedo quedar?! —

— Son humanos, tonto — Kirishima abrió la boca con sorpresa.

— Oh... — miró al chico de cabellos verdes que traía en brazos, le parecía tan pequeñito que lo miraba como un juguete — ¿Entonces los vamos a dejar? — metió su nariz en el verde cabello del chico olfateando a su gusto.

— No... — sonrió con malicia — Nos los llevaremos — se acercó a Kirishima y vió de cerca al dormido omega, se miraba pálido y cansado, aún así era lindo y de buenas facciones — Dame este — se lo arrebató de un jalón.

— ¡Oye! — hizo una cara de tristeza, como niño al que le robaban su juguete.

— Cállate — acomodó en sus brazos al chico que acaba de quitarle al dragón — Me gusta este, tú te puedes quedar con el otro...

[...]

El par de ojos verdes se abrieron con dificultad intentando acostumbrarse a la luz, dió la vuelta lentamente para evitar tal resplandor.

Se abrazó a las cálidas cobijas cerrando los ojos de nuevo dispuesto a seguir dormido.

Pero entonces se percató de la situación, estaba en una cama, cubierto en cobijas y apenas lo notaba, estaba desnudo también.

Lo último que recordaba era estar perdido en el bosque después del ataque al reino, no sabe cómo llegó a dónde está ahora ni sabe que lugar es.

Rápidamente se sentó en la cama mirando a todos lados, buscaba con la mirada algo que le diera pistas o cualquier cosa que al menos le hiciera saber dónde estaba.

Levantó las cobijas y miró su desnudo cuerpo, todo estaba "bien", no dolía ni sentía algo extraño así que al menos estaba seguro de algo, no le habían hecho nada.

Tenía que encontrar su ropa y buscar forma de salir de ahí, pero ni siquiera podía ver sus prendas.

Apenas estaba por levantarse de la cama pero en sus oídos retumbaron unos fuertes pasos y de inmediato se asustó.
Lo primero que pensó fue en esconderse y eso hizo aún que de una manera tonta.
Se cubrió con las cobijas y cerró los ojos con fuerza, pretendería estar dormido si era necesario.

A medida que los segundos pasaban tales pasos se hacían más presentes y cercanos, hasta que literalmente pudo sentir como se detenían justo al lado de la cama.

— Sé que estás despierto — la adrenalina estalló por las venas de Izuku, se levantó de la cama de un solo salto para correr hasta la puerta lo mas veloz que podía.

Apenas corrió unos dos metros y ya había sido capturado — Si yo fuera tu no haría eso — aquel que lo tenía entre sus brazos rió burlesco.
Izuku soltaba chillidos de terror y su respiración era acelerada junto a sus latidos — ¿Como te llamas? — lo agarró del cuello mientras que con su otra mano lo sostenía con fuerza de la espalda baja.

— I-Iz-Izuk-ku — su voz se entrecortaba mucho más de lo normal, el áspero toque de sus manos junto a los rojos ojos del alfa y agregando que le estaba presionando el cuello, solo se asutaban más.

En un brusco movimiento pegó al chico a su cuerpo, metiendo su rostro en el cuello de este.

El olor del omega era más fuerte debido al miedo que llevaba encima, Katsuki aprovechaba esto para olfatear con más intensidad el dulce aroma.

Izuku no se movía ni se negaba, estaba asustado de las consecuencias que esto podría traer consigo.

El alfa se separó un poco solo para bajar su mirada hasta una zona en específico en el cuerpo del omega que rápidamente cubrió su entrepierna con ambas manos.

— Quita las manos — ordenó con el ceño fruncido — ¡Hazlo! — gruñó fuerte al ver que no le obedecían.

Izuku chilló cerrando los ojos con fuerza, sumiso por el miedo, movió sus manos lentamente.

Katsuki dejó sus manos en la cintura del menor apretando y tocando como si le estuviera tomando medidas o analizando; detenidamente vio esa zona que anteriormente el omega cubría, al menos ahí tuvo el respeto de no tocar.

— N-no me ha-hagas d-da-daño — rogó con los ojos llenos de lágrimas.

— No me tengas miedo, llorón — lo que pedía era casi imposible; era un completo desconocido, no parecía muy amigable y su sola vibra causa terror.

Como si nada comenzó a alejarse del pobre omega yendo hacia la puerta.

— M-mi ro-ropa... — habló bajito cubriendo su desnudez de nuevo; Katsuki dió la vuelta y lo miró.

— Me gusta verte así — habló seco y con el rostro neutral; Izuku aún con miedo dirigió su mirada a otra dirección — ¡Deja de llorar!

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Holaaaaa
Querían ver al Kacchan pero hasta les va a caer un poquito mal :v

Pero pues ahí estaaaa
Si les va gustando la historia? UwU
Espero que sí!

Voten y comenteeeen que opinan y si les gusta!
Gracias por leer!
-Manuel.

Salvaje [Katsudeku] (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora