EXTRA VII

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Omnisciente

— ¡Kacchan, déjame ir contigo! — no habían pasado ni 5 minutos cuando Katsuki ya estaba listo para buscar a sus hijos.

El sueño se le fué rápido, al parecer ese día comenzaba pesado.

— Iré solo — tenía confianza en que encontraría a los pequeños, sin embargo esa preocupación tan inmensa que hay en Izuku ya se le contagió.

— Pero — el alfa no le dejó terminar, con una sola mirada le hizo guardar silencio.

— Dije que iré solo — Izuku tenía toda esa preocupación plasmada en su rostro — Quédate aquí —

No era por ser grosero con su omega, pero sería más de ayuda quedándose ahí, Izuku al estar todo preocupado y asustado solo complicará más la búsqueda.

Por no decir estorbar.

— Kacchan... — dijo bajito.
El mencionado no dió respuesta y salió de ahí sin querer perder más tiempo.

Le preocupaban los niños, los gemelos podrían cuidarse un poco más, al final no son tan tontos y son rudos, pero Iku es tan inocente, débil y asustadizo.

Estando esos tres juntos cualquier cosa era posible, los gemelos por su cuenta son un desastre andante, ahora añade a Iku que les sigue los pasos estando con ellos, era un caos.

Apenas pasaron unos minutos en los que Izuku no sabía que hacer ni con sus propias manos cuando Denki entró.

— Al parecer no están en el pueblo — suspiró viendo el rostro de Izuku — Oye, no vayas a llorar — se acercó al peliverde — Verás que están bien —

Katsuki se llevó a Kirishima en la búsqueda, aunque el dragón sea despistado, tiene buen olfato y conoce bien los bosques de ahí, vaya, ahí creció.

— Quisiera decir que soy un exagerado — Izuku rió de nervios — Pero... Me recuerdan a nosotros de niños — viéndolo desde ese punto de vista, Denki entendía un poco más todo — No quiero que les pase nada malo —

Izuku constantemente recordaba su complicada infancia, todos los maltratos y tristes momentos, jamás quería que sus adorados soles pasarán por algo aunque sea un poquito parecido.

— No pienses en eso Izuku — intentaría animarlo — Todo estará bien — tuvo una idea — Espera aquí, iré por Ryuu — salió corriendo.

Su pequeño dragoncito nunca fallaba en sacarle sonrisas a los demás, confía en que al menos podría hacer más liviano el ambiente.

[...]

Por otro lado en el bosque, no había mucha tranquilidad.
Los gemelos corrían como locos de ida y vuelta.

Intentaban cazar a un conejo que ya los había cansado, al parecer el animalito se divertía provocando a los pequeños alfas.

Ambos hacían corajes y se gruñían entre ellos ante su fracaso de casería.

— ¡Se fué por allá! — señaló Kaito antes de comenzar a correr junto con Kai, al pasar unos arbustos y correr unos cuantos metros, sus ojos brillaron en alegría y sintieron con malicia.

El conejito estaba en manos de Iku que lo sostenía con cuidado y cariño.

— ¡Miren, es muy lindo! — sonrió con las mejillas rojas.

Iku estaba muy feliz ahí, sus hermanos no mintieron cuando dijeron que era un lugar muy bello.

— ¡Tienes que dármelo! — exigió Kai mientras se acercaba al omega que no soltaba al conejo que había llegado a sus brazos.

Salvaje [Katsudeku] (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora