Nosé como explicarlo porque precisamente en si su compostura implica que me impida repensar lo que es, es como si Platón se sintiera a gusto en la caverna, siento que pasa todo y a la vez nada está pasando. El aire no se siente aire, las letras no parecen lo que fueron, nosé si lo siguen siendo o si realmente lo serán, esta constante trilogía temporal que converge en el ahora de las acciones futuras me desquicia cada momento un poco más, nunca es un poco menos, siempre lo soy, siempre me siento como si no supiera como sentirme, siempre es siempre eso tenés que anotarlo, las horas se nos escapan de las manos, las perseguimos con unas piernas que no le agarran nunca el ritmo a la velocidad del tiempo, estamos tan locos, constantemente analizó el presente, no es un presente, tal vez lo fue para alguien con mejores oportunidades pero no para esos a los que el no les cuesta un poco más, ese poco que te rompe la cabeza contra el sentido ético de la moral humana tan bizarra, tan asquerosa en estos días, tan... dios, no puedo creer lo que escribo, ¿ahora soy esto? ¿Esto es lo que voy a escribir? ¿Desde cuándo el amor se escapó en un colectivo? ¿Desde hace cuánto te extraño? Quiero ser feliz, quiero vivir pero también quiero morir, quiero volver a ser yo, por favor devuelvanme, quiero verme, ¿Donde me llevaron? Este no es mí cuerpo, este no es mí rostro, esto no soy yo, dios, no paro de escribir cosas que no quiero, está cosa de escribir, este bichito me está rompiendo la garganta, necesito otra, necesito a otra, o a vos, o a mí, necesito dejar de necesitar, cuánto caos hay afuera, cuánto caos tengo adentro, cuánto caos fuimos, y ese es el único caos que quiero, no estaba tan bloqueado al parecer, o solo yo me bloqueaba, o quizá esté falso yo quiere que me bloquee, quizá las necesidades y el querer necesitan conocerte, para vivir completas un solo día almenos, o que pasen una tarde escuchando tu voz de nena, sintiendo tu miedo, acariciar el árbol de tu vida, balancearse en las hamacas de tu patio, tomar otro café, le estoy pidiendo a la lluvia que me traiga otro abrazo tuyo, ojalá la escuches en tu ventana y quieras dármelo, porque entre las mil cosas que se me pasan por la cabeza, la única que me estabiliza sos vos, perdón, estás cosas son las mismas que no pueden ser cuando los sonidos no pueden escucharse, ojalá lo entiendas, el aire pesa lo mismo que las gotas, o que la nada.
ESTÁS LEYENDO
Relatos de un don Nadie
RandomCompilación de textos reflexivos, anecdoticos y fantásticos