El silencio huye atemorizado, el rojo ya no será jamás de su sangre derramada ahora se fusiona con un par de rulos bailando al compás de una serenata de gritos desaforados, el tacto no volverá a dañarlas. La justicia encomienda una espada al notar que la pluma no sirve en un mundo edificado por estructuras retrógradas y cómplices del deceso, no se enmarañan en su juego, optan por poder optar, rompiendo todos los matices eligen su voz, el arma más potente del ser humano.

ESTÁS LEYENDO
Relatos de un don Nadie
RandomCompilación de textos reflexivos, anecdoticos y fantásticos