Nada parece estar cambiando, siento que los días se repiten, me exijo día tras día buscando una mejoría que nunca llega, a veces esto me abruma, últimamente mi mente rebalsa de cansancio, el cuerpo pesa y la misma historia de siempre; necesito un cambio, no lo quiero porque los cambios implican restar algo para sumar otra cosa y me asusta perder más de lo que obtenga, pero creo que sí no siento algo diferente no va haber más de que asustarme. A cada segundo una palabra sale hilada de otra entre mis ideas, escriben un grito que no se entiende porque pareciera estar lejos esa voz, no entiendo muy bien lo que quiere decirme, por momentos suena como un susurro lento del aire ¿Y si escucho algo que realmente no dice? Otra vez el miedo, las inseguridades e interminables preguntas que no van hacia ningún lugar, solo me detienen para mantenerme estático en un mundo que dejó de girar, ahora mí cuerpo es el que gira, busca todos los días una sensación que sacie la sed de algo, de lo que sea porque ya no siento los gustos, no oigo, tampoco me funciona el tacto, por suerte los ojos todavía andan, caminan por la vida divisando horizontes que repiten colores pero nunca formas, me aburre conocer los cromas pero al menos encuentro figuras en cualquier parte, siento que vivo en pinturas que dibujó Dalí para la casa de algún psicópata, tal vez sirvieron de lona en las paredes manchadas de miedos, medios voraces recitaron una voz suave e incandescente, hielo, fuego, voces, es difícil entender algunas cosas, más es tratar de explicarlas pero lo peor es pensar, porque nunca paramos de hacerlo y el cerebro se agota, está harto, es tan alto, es tacto, es algo que empieza sin querer terminar sabiendo que va hacerlo, no se, es momento de frenar quizá.

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Relatos de un don Nadie
De TodoCompilación de textos reflexivos, anecdoticos y fantásticos