Relatos de un don Nadie

Gafas

Lúcidas, traspasan paredes físicas de imágenes tangibles compuestas por una mirada tenue y desorbitante, complementan a la par de la piel un rasgo facial más, pero sin minimizar a otro, coexistiendo armónicamente en una obra de arte edificada por los mismos dioses; cristalizan el tiempo, el tiempo de unos ojos café con gusto dulce, dulce a la vista, amargo a la distancia pero equilibrado en los roces, destellan algunos reflejos proyectados por el inti, otro más que se enamoró de su perfecta hegemonía compuesta por la variante del violeta con los labios despintados y el pelo castaño, usarlas te dan un don, el de ver a una de las criaturas más perfectas del planeta, ojos que pocas personas apreciaron, sonrisas tímidas con algún que otro intento exabrupto de taparse, pestañas onduladas revisten el trasfondo del cristal, un poco de plástico sobre las orejas sostiene un estado calmo constante entre las vistas, situada en everest de la escultura, reposo en silencio en mis piernas, su respiración se tornó suave para concordar su visita a morfeo, el corazón se me detuvo porque pude salvaguardar sus gafas mientras apreciaba el reposo de un angel.