Asesinato

92 13 1
                                    

Una asesina impecable, lenta y posesiva, poco a poco iba carcomiendo al amor y el placer, totalmente eficaz, con algodón en los pies y vestida de negro en la oscuridad, nefregada de dolor y causante de la ruptura de lazos, se acercó una tarde callada a nuestra casa, empezó con un silencio que abarcó cada habitación, note como lentamente destrozó en mil pedazos a cariño, luego fue por amor, y terminó destrozando a convivencia, fue cuando me miró y me dijo -estoy cansada- con un vacío en mi no supe que decir, quería oponerme totalmente, pero sólo expresé un silencio desgarrado, se fue de la casa sin hablarme, sólo me demostró indiferencia, después de secar mis lágrimas vi a la asesina, rutina maldita.

Relatos de un don NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora