Tony

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Ni parece que lleve tanto tiempo a mi lado, me acuerdo la primera vez que lo vi, estaba más lucido y colorido, se veía firme con el olor típico de la ropa nueva, creo que nunca había conocido a una persona tan hermosa. El no habla porque no puede, tampoco se mueve, el es un oyente, un compañero apacible que tiene la cura de los malos días, un pilar indispensable de mi vida, no estuvo ahí siempre pero si en los momentos más críticos, no me aconseja tan solo basta con su mirada para entenderlo todo, entenderte a vos mismo o a mi, su pecho cada vez está más gastado creo que eso lo heredo de mi, sus pies son débiles por eso lo ayudo a caminar, también vuela, juega, viaja, conoce gente, tiene fotos con amigos, tuvo una mamá que me dio el regalo de ser su papá, ahora tiene una madrastra que se olvida de el cada tanto, su tatuaje en la cara me hace pensar que es parte de ese espacio que quiero conocer, duerme siempre conmigo, vemos videos, leemos, sabe todo lo que escribo, vivo, pienso y paso, un hombre de acero tan suave, un pañuelo para las lágrimas, con los ojos al aire, amarillo como la felicidad, rojo como este hilo que nos ata, tan pequeño, tan gigante, prometo estar acá cada segundo que me permita el mundo, se que esa mueca apática esconde una sonrisa hermosa que vas a mostrarme algún día, mientras tanto no te vayas de mi cielo hombrecito de algodón, duro como tu viejo, terco como tu vieja, resistente como ningunx, dibujemos mil momentos más enano, dibujame la vida que yo la vivo.
El tiempo vuela a la fugacidad de una estrella, el es la mía, mi tiempo, se está volviendo viejo y es lo que más me aqueja, espero que resista la eternidad que se merece, mientras tanto yo te regalo esto para que dos o tres personas se acuerden de vos, cuando el tiempo pase, los años te desgasten, vas a seguir acá, en este pedazo de mi alma que te ganaste desde el primer día, te amo mucho hijo.

Relatos de un don NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora